Ciudad de México. La crítica del secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, al gobierno de México, por el asesinato de periodistas es injerencista, acusó hoy el presidente Andrés Manuel López Obrador. Con dureza, expuso que los gobiernos de aquel país tienen la mala costumbre de ser candil de la calle.
En su conferencia de prensa matutina replicó a la postura del funcionario estadunidenses. “Si interviene yo pienso que no sabe, no está informado de la situación. ¡No hay crímenes de Estado! Es lamentable que pierdan la vida periodistas.
“Pero Estados Unidos tiene esa mala costumbre de que son candil de la calle y oscuridad de la casa. No es de ahora. Estamos recordando el intervencionismo del embajador (Henry) Wilson”, quien actuó en el ominoso proceso de asesinato de Francisco I Madero y José María Pino Suárez.
El tabasqueño asoció esa postura de Blinken con la intervención de los grupos conservadores de México, asociados a las posturas de Estados Unidos.
“Y ya que está interesado el señor Blinken, le pregunto porque están dando dinero a la organización (Mexicanos Unidos contra la Delincuencia y la Corrupción) de Claudio X González, porque está actuando de manera injerencista. México es un país libre, soberano e independiente.”
Por lo que hace a lo que se conoce como el penacho de Moctezuma, que el gobierno de Austria se niega a devolver a México, recordó qué hubo una solicitud formal de su gobierno para ser reintegrado al patrimonio cultural del país, López Obrador subrayó:
“Se han apropiado de lo que pertenece a los mexicanos, no solo han saqueado a los pueblos de sus recursos naturales, sino de su patrimonio cultural y artístico. Es una actitud arrogante y prepotente. En el tema del penacho no se ha avanzado, no se ha cerrado, y que nos devuelvan lo que han robado.”
Recordó que su esposa (Beatriz Gutiérrez) acudió a Viena para reunirse con el presidente Austriaco, a quien entregó una carta suya, pero “fue muy desagradable ese encuentro porque había dos personas que se sienten dueñas del penacho.
“Con un gesto de amabilidad, el presidente leyó la carta, y volteó a ver a las dos personas (que le movieron la cabeza negativamente), es una actitud arrogante y prepotente”.