Madrid. Omomyc, una proteína terapéutica desarrollada en el Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) ya usada para controlar muchos tumores primarios, demostró por primera vez su capacidad antimetastásica frente al cáncer de mama.
Desde hace tiempo se sabe con certeza que el gen MYC desempeña una función importante en el desarrollo de muchos tipos de tumores. En cambio, existe cierta controversia sobre cómo puede afectar al desarrollo de las metástasis y algunos estudios sugieren incluso que inhibir al MYC podría potenciar ese proceso.
Ahora, este nuevo trabajo aporta, por primera vez, luz sobre tema. En concreto, se ha analizado la eficacia de omomyc, proteína inhibidora de MYC, para controlar la progresión del cáncer de mama metastásico, y los resultados obtenidos han sido “muy positivos”.
En la investigación, cuyos resultados se publican en la revista Cancer Research Communications, se efectuaron diferentes experimentos tanto in vitro como in vivo a fin de conocer de qué manera impactaba en las metástasis del cáncer de mama.
Respuesta muy positiva
“La respuesta ha sido muy positiva y en todos los casos se ha podido comprobar que tiene una importante actividad antimetastásica, en contra de lo que se había especulado”, señaló Daniel Massó, investigador de Peptomyc y primer autor del trabajo.
“Hasta el momento habíamos demostrado que omomyc era eficaz para controlar muchos tumores primarios. Ahora, además, hemos visto que es un fármaco eficiente al bloquear la invasión, el establecimiento y el crecimiento de las metástasis en el cáncer de mama”, agregó Laura Soucek, codirectora de Investigación Traslacional y Preclínica y jefa del Grupo de Modelización de Terapias Antitumorales del VHIO, profesora investigadora de Icrea y cofundadora y directora ejecutiva de Peptomyc, quien también participó en esta investigación.
Hace décadas que la investigación oncológica ha puesto de manifiesto que el gen MYC tiene una importante función en el desarrollo de la práctica totalidad de los tumores sólidos. Sin embargo, también había una creencia generalizada de que se trataba de una diana inalcanzable.
Sin embargo todo cambió hace más de 20 años, cuando Soucek se planteó que esto no tenía por qué ser así. Fruto de su esfuerzo y trabajo nació omomyc, una miniproteína capaz de inhibir a MYC, que, tras múltiples estudios preclínicos cuyos resultados han dado la vuelta al mundo, ya se está probando en pacientes, en un ensayo clínico iniciado en mayo del año pasado en VHIO.
Antes del ensayo, omomyc ya había demostrado una potente actividad en múltiples líneas de células tumorales y modelos de cáncer en ratón, de forma independiente de su tejido de origen y de sus mutaciones.
Sin embargo, todos los trabajos de investigación realizados hasta ahora con este fármaco se han centrado en tumores primarios y nunca se había probado su eficacia contra la enfermedad metastásica.
Algunos estudios sugerían que MYC podía desempeñar una función antimetastásica, por lo que su inhibición podría ser perjudicial.