Mientras empresas e industria presionan para seguir generando plásticos sin asumir su responsabilidad por los efectos de estos materiales y se “lavan la cara” con el argumento de que son reciclables, datos oficiales indican que apenas 9 por ciento pasa por ese proceso, no inocuo; se usan más recursos naturales, como agua, y se consume energía. Sigue predominando el interés de los industriales y comerciantes por encima de la protección de la salud y el ambiente, advierten especialistas.
Coca Cola, Pepsico, Nestlé y Unilever aún son las principales generadoras de plásticos, y los desechos de sus productos están en las playas y llegan a los océanos, a donde van a dar entre 8 y 13 millones de toneladas cada año, dijo Miguel Rivas, director de Santuarios Marinos, de Oceana. Los desperdicios contaminan e impactan en la biodiversidad marina, pues se calcula que 90 por ciento de las aves locales tienen plástico en el estómago, mueren por intoxicación o imposibilidad de alimentarse, explicó.
En 2019, a nivel global, Coca Cola reportó más de 230 mil millones de piezas de empaque y 124 mil millones de botellas de plástico. De éstas, 97 millones son de un solo uso, sostuvo Ornela Garelli, de Greenpeace. La contaminación representa una gran crisis ambiental global y es consecuencia de una “economía plástica” en gran medida lineal en la que 95 por ciento del valor agregado de los envases se pierde tras un breve ciclo de primer y único uso, advirtió WWF.
En el país, la legislación aún no reconoce la responsabilidad extendida del productor, que implica que éste se haga cargo de los materiales en todo su ciclo de vida y no se deje el peso al ciudadano y las autoridades; tampoco se avanza hacia una verdadera economía circular, cuyo fin es reutilizar al máximo los productos y así evitar la generación de desechos, señaló Marisa Jacott de la organización Fronteras Comunes.
En entrevista, recordó que en la Cámara de Diputados está pendiente de aprobarse la Ley de Economía Circular, que a diferencia de otros países, donde se pide reutilizar al máximo un producto y evitar su desecho, aquí se apuesta al reciclaje. “En el dictamen aprobado por el Senado, en noviembre pasado, se busca legitimar el reciclaje con técnicas de incineración, coprocesamiento y termovaloración, lo que implica la quema de plásticos que ocasionará la emisión de gases dañinos para la salud”, advirtió.
A esto se agrega que las modificaciones que el Senado hizo a la ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos “son regresivas porque hay estados que habían avanzado sobre los plásticos de un solo uso, como la Ciudad de México, pero ahora se invalidan los esfuerzos por alcanzar mayores prohibiciones”. Garelli mencionó que en la pirámide de manejo de residuos se establece la prioridad de prevención, es decir, evitar la generación de desechos. Lo siguiente es reducir esta fabricación, después reutilizar para que no se conviertan en residuos; posteriormente están el reciclaje y la disposición final.