“Compra cuando hay sangre en las calles” es un dicho de Wall Street con el cual una fuente de La Jornada en uno de los bancos más grandes del sector nos explica la reciente baja en la Bolsa de Valores que se atribuye a “preocupaciones” por una posible guerra en Ucrania.
¿Pues no que las guerras son buen negocio? Explica que en el camino hacia un conflicto armado los mercados financieros tienden a “preocuparse”, causando una baja, pero al estallar una guerra, eso suele llevar a una alza en los valores bursátiles; por eso el dicho. Según algunos, la cita se atribuye al barón Rothschild en el siglo XVIII, quien hizo una fortuna durante el pánico de la Batalla de Waterloo contra Napoleón. La cita entera, según otros, fue “compra cuando hay sangre en las calles, incluso si esa sangre es tuya”.
Para unos pocos, guerras, pandemias, crisis sociales y económicas y cambios de gobierno por elecciones dentro de las reglas del sistema no sólo no interrumpen su gran juego de negocios, sino que ofrecen aún más oportunidades para lucrar. No es que todos los mega-rricos estén de acuerdo en todo, pero sí hay un consenso en lo más fundamental que viene desde los orígenes de este país. James Madison, como suele recordar Chomsky, estableció durante la Convención Constitucional de Estados Unidos que la responsabilidad primordial del nuevo gobierno era “proteger la minoría de la opulencia contra la mayoría”. Madison, una década despues, asombrado por la avaricia y abuso de esos ricos, se arrepintió un poco, denunciando que se comportaban como “los instrumentos y tiranos del gobierno”. Eso, según Chomsky, es tan actual hoy día como lo fue entonces.
En 2006, Warren Buffett, entre los 10 hombres más ricos del país, causó un terremoto cuando se atrevió a expresar una verdad al comentar al New York Times: “claro que sí hay una guerra de clases, pero es mi clase, la clase rica, la que está haciendo esa guerra, y la estamos ganando”.
Todo indica que no sólo están ganando esa guerra, sino que también están ganando más lana que nunca.
La riqueza de los 10 hombres más ricos del mundo se duplicó durante la pandemia, entre ellos los estadunidenses Elon Musk, Jeff Bezos, Bill Gates, Larry Ellison, Mark Zuckerberg y Buffett, reportó Oxfam. Su riqueza colectiva se elevó de 700 mil millones de dólares a $1.5 billones de dólares (cifra superior al PIB anual de México).
Para ganar 1.5 billones de dólares, uno tendría que ganar un millón de dólares al día por 1.5 millones de días, o sea, 4 mil años.
En Estados Unidos, la riqueza combinada de los poco más de 700 multimillonarios se incrementó más de 70 por ciento durante la pandemia (entre marzo de 2020 y octubre de 2021) par ascender a más de 5 billones de dólares, según un análisis del Institute for Policy Studies (https://inequality.org/facts/wealth-inequality/).
No sorprende que la ciudad de Rotterdam esté dispuesta a desmantelar un puente histórico para permitir que pase un nuevo superyate de Jeff Bezos, o que esa industria tuvo su mejor año en 2021, o que Rolls-Royce reportó ventas sin precedente en su existencia de 117 años, incluyendo modelos que cuestan de 300 mil a 455 mil dólares.
“Hay muy, pero muy buenas noticias para la clase multimillonaria: hoy, ustedes son dueños de más ingreso y riqueza, en porcentaje, que en cualquier momento en la historia de Estados Unidos. ¡Felicidades! Como resultado de un traslado masivo de riqueza de la clase trabajadora al 1 por ciento más rico a lo largo de los últimos 50 años, el 1 por ciento más rico ahora tiene más riqueza que el 92 por ciento de la población… Tal vez el momento está llegando cuando deberíamos de… felicitar a la clase multimillonaria por llevar a este país hacia la forma oligárquica de sociedad que tanto han deseado”, declaró Bernie Sanders ante el pleno del Senado la semana pasada.
Algunos de estos datos sobre los más ricos y sus vidas de ultralujo provocan pensar, bromeó Stephen Colbert, en algo así como “construyamos una guillotina”.
Joel Grey/Lisa Minnelli. Money (de Cabaret).
O’Jays. For the love of Money.