He revisado en mis recientes entregas, a partir de los múltiples acontecimentos coyunturales, las tendencias y dinámicas que alimentan los conflictos y las confrontaciones entre las élites políticas.
La llamada sociedad civil. En las próximas entregas enfocaré mi análisis sobre la sociedad actual. El término tiene una profunda carga ideológica, pero es una categoría clave que nos permite escudriñar transformaciones profundas a partir de los movimientos (a veces telúricos) que se desenvuelven en el subsuelo del país.
Un esbozo demográfico. Según el censo de 2020 la población mexicana sigue creciendo, pero a un ritmo menor a uno por ciento, lo cual, junto con el incremento de las expectativas de vida, tiende a generar una población que comienza a envejecer, aunque el promedio de edad de los mexicanos es de 29 años. La tendencia es hacia la feminización del envejecimiento. Por otro lado la población mexicana migra constantemente hacia Estados Unidos o hacia otros estados del país y en el sistema de ciudades crecen menos las grandes metrópolis y más las ciudades con menos de un millón de habitantes.
Menos jóvenes, más adultos mayores. En 2000, la mediana de edad era de 22 años, en 2010 de 26 años y en 2020 de 29 años. Con esos cambios, se modifica la tasa de dependencia poblacional, esto es, la cantidad de gente en edad de ser mantenida –niños y adultos mayores– sobre la población en edad productiva. En 2000 había 64 dependientes por cada 100 personas, de los que 56 eran niños y 8 personas mayores; para 2010 baja la tasa de dependencia, pero con una peculiaridad: hay 55 dependientes por cada 100 pero nada más hay 45 niños y ahora 10 dependientes por edad de vejez.
Se desinfla el bono. El nuevo escenario demográfico que se perfila con el censo de 2020 está caracterizado por un proceso de envejecimiento: México presenta ya un moderado envejecimiento de su población al enfrentar la ocurrencia entre una baja de la fecundidad y un mejoramiento de la sobrevivencia promedio. (Cepal, 2017 citado por el Informe del desarrollo en México / Provencio, 2018).
Migraciones. Entre 2010 y 2015, alrededor de 3.2 millones de mexicanos cambiaron de entidad federativa (Intercensal, 2015) y 719 mil emigraron hacia otro país entre 2009 y 2014 ( Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica, 2014). La migración interna total entre 2010 y 2015 representa 6.4 millones de personas. (Gordillo G. 2017)
Ciudades. A partir de 2010, las ciudades de 500 mil a un millón de habitantes superan en términos de habitantes a las ciudades millonarias, las cuales disminuyen en proporción de la población total, a partir de la década 2000. Es decir, los centros de las zonas metropolitanas cuyo crecimiento fue exponencial de 1970 a 2005 (pasando de una a 11 ciudades de más de un millón de habitantes) llegan al punto de saturación y revierten poblaciones sobre municipios aledaños, alimentando cinturones de miseria siempre más alejadas de las fuentes de trabajo.
Ciudades intermedias y pequeñas. En el censo de 2020 se registra que existen 185 mil 243 localidades de menos de 2 mil 500 habitantes y 145 localidades de más de 100 mil habitantes. Entre 2000 y 2020 las localidades que más crecieron fueron las de 15 mil a 49 mil 999 habitantes, pero en números absolutos las localidades de más de 100 mil habitantes representaron 48 por ciento del total de las localidades en el país y por otro lado las poblaciones de menos de 2 mil 500 representaron 21 por ciento.
Los pueblos. Este es un tema de la mayor relevancia y se refiere a la evolución de los pequeños poblados. Entre 1970 y 2010, el número de localidades de menos de 100 habitantes mostró un incremento exponencial, por ejemplo en 2010, 2.4 millones de personas vivían en 139 mil 156 de esas localidades de menos de 100 habitantes, es decir 83 mil 506 localidades creadas desde 1970. Chiapas, Veracruz y Zacatecas tienen 10 por ciento de su población en localidades de menos de 250 habitantes.
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