El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, acompañó ayer al presidente Andrés Manuel López Obrador a la gira por el norte del país, que inició en Tijuana. Convertido en un prefecto hiperactivo, el diplomático del sombrero aparece por todos lados y en todos los ámbitos, en especial por cuanto se refiere a la reforma eléctrica y a obras estratégicas como el Tren Maya y el controversial corredor interoceánico.
El lunes recién pasado, por ejemplo, la embajada a cargo del prefecto Ken tuiteó: “Estamos consternados por la situación que viven los periodistas en México. El asesinato de Heber López, fundador de Noticias Web, es un hecho detestable. Una investigación integral que dé con los responsables es indispensable. #CeroImpunidad #NiUnoMás”.
Sólo faltó una pancarta con barras y estrellas y el puño en alto para que Salazar se mostrara como todo un activista en asuntos mexicanos, cual si muchas de las armas criminales en México no provinieran de las complicidades del vecino país, detestando un episodio reprobable, como son varios de los que suceden cotidianamente allá y considerando indispensable una investigación “integral”. Y las dos proclamas finales. Ah, luego de que se detuvo a un presunto responsable del asesinato de Heber, el celoso vigilante gringo expresó su beneplácito. Gracias.
Una línea similar de acción contra el gobierno mexicano y sus instituciones se produjo ayer en voz de Rafael Edward Cruz (conocido como Ted), senador republicano por Texas que forma parte de la ultraderecha gringa, nacido en Canadá, de padre cubano y madre estadunidense.
Ted Cruz utilizó como plataforma retórica las muertes de periodistas en México y los incidentes de estas dos semanas relacionados con el conductor de programas electrónicos y columnista Carlos Loret de Mola. No es novedad que Ted utilice un discurso tremendista, pero llama la atención la línea de continuidad en cuanto a usar las lamentables ejecuciones de reporteros de a pie y el caso Loret para hablar de “ruptura del estado de derecho” en México y que ello “plantea graves desafíos y peligros para la seguridad nacional de Estados Unidos en temas que van desde la lucha contra el narcotráfico hasta la inmigración ilegal”.
Otro hecho llamativo fue la suspensión de la exportación de aguacate mexicano a Estados Unidos. El anuncio se hizo horas antes del día en que ese fruto tiene máxima exposición mediática mundial a causa del Supertazón.
Tal suspensión obedeció, según la versión oficial, a que un agente del Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas de Estados Unidos, comisionado para revisar la calidad del producto en vías de ser enviado allá, dijo haber recibido una amenaza contra él y su familia, luego de que rehusó “certificar” un embarque. El jefe de ese servicio en México, desde la embajada, consideró “creíble” la versión del agente y así se decidió lo que es un golpe y una presión a la economía mexicana.
La conjunción de factores provenientes de la nación contigua coincide con los esfuerzos de grupos locales que ensayan una y otra vez el uso de etiquetas o membretes distintos (el más reciente, la autodenominada Sociedad Civil México) en busca de banderas y programa que les sean viables en la tarea de erosionar a Palacio Nacional, cuyo habitante se ha empeñado en sostener una desgastante pelea retórica a causa del tema de una casa en Houston, magnificado por sus opositores, pero igualmente mal manejado por López Obrador.
Y, mientras el partido Movimiento Ciudadano habrá de resolver mañana, en asamblea nacional, si desecha como candidato a gobernar Quintana Roo al mirrey Roberto Palazuelos (“matamos al gordo y a otro güey”), y aprovecha una escisión morenista con José Luis Pech, actual senador guinda que se ha negado a apoyar a Mara Lezama (Morena y PVEM), pues afirma que con ella se pretende entregar el estado a la mafia de las cuatro mentiras y a su cacique local, el mal llamado Niño Verde, Jorge Emilio González, ¡hasta el próximo lunes!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero