Madrid. El derechista Partido Popular (PP) estalló en una guerra sin cuartel, entre acusaciones de traición, corrupción y espionaje cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, considerada posible candidata a la presidencia del gobierno español, acusó a la cúpula partidista de intentar desacreditarla atribuyéndole actos de corrupción.
El PP ordenó abrirle expediente disciplinario que podría terminar en su expulsión partidista, a pesar de que Díaz Ayuso goza de una elevada popularidad, la cual ha contribuido a que el instituto conservador aventaje al gobernante Partido Socialista Obrero Español en encuestas de intención de voto.
El origen de la crisis es un supuesto contrato que concedió la Comunidad de Madrid, negociado por Díaz Ayuso, para comprar cubrebocas en los meses más duros de la pandemia por covid-19 a una empresa especializada, por un monto superior a un millón y medio de euros. Presuntamente, el intermediario y comisionista en la transacción fue el hermano de la funcionaria, Tomás Díaz Ayuso.
La presidenta madrileña afirmó que la dirección de su propio partido, cuyo presidente es Pablo Casado, es la que pretende chantajearla y expulsarla de la vida política tras el triunfo incontestable que logró en los comicios autonómicos de 2021. Díaz Ayuso también acusó a la dirigencia del PP de haber intentado contratar a una empresa de detectives para obtener información sensible que sirviera para destruirla como figura pública.
Carrera presidencial
El secretario general del PP, Teodoro García Egea, negó que exista una pesquisa secreta contra la presidenta madrileña, a quien acusó de emprender una “campaña de ataques, infundios y calumnias” contra los líderes del PP, por lo que afirmó que esa fuerza política estudia acciones legales contra Díaz Ayuso.
La funcionaria conservadora declaró que el contrato de los cubrebocas es totalmente legal y fue verificado por las autoridades competentes, al afirmar que aseguró a Casado que ella nunca ha hecho ningún favor ilegal.
Aseveró que la cúpula de su partido “intenta destruirme”, ataca a la familia, “lo más sagrado que tenemos”, para “chantajearme” y, por tanto, exigió medidaslegales.
Por su parte, García Egea desde la sede central del PP, no sólo no reiteró las sospechas contra Ayuso, sino que las alimentó al advertir que le abrirían un expediente disciplinario, el cual podría derivar en su expulsión si al final se concluye que hubo corruptela.
Es una guerra abierta que ha fracturado al PP en dos frentes, los que apoyan a Casado, que son los menos, y los que defienden a Díaz Ayuso, que son la mayoría de los militantes, simpatizantes.
Desde Unidas Podemos, Juan Carlos Monedero tuiteó: “Han tenido que reventar Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso para que sepamos que un hermano de la otrora presidenta del PP cobró una comisión por vender cubrebocas en 6 euros la pieza, cuando el precio comercial era 0.65”, y recordó que Podemos lo denunció en su momento y “callaron” el diario El Mundo y El Confidencial, entre otros.