San Cristóbal de Las Casas, Chis. , Alrededor de 2 mil personas participaron en una marcha en el municipio de Benemérito de las Américas, ubicado en la selva Lacandona, para demandar que se cierren o sean reguladas dos fábricas productoras de aceite de palma africana que contaminan la zona.
Francisco de la Torre, párroco de Benemérito de las Américas, afirmó que cuando empezó el proyecto de sembrar palma africana en la demarcación, los dueños de las factorías Aceite Sustentable y Agro IMSA “dijeron a los pobladores que les iría bien, pero han pasado años y nada de beneficios, sólo han ocasionado contaminación”.
Explicó que la movilización, en la que, según sus cálculos, participaron unos 2 mil habitantes de diversas comunidades de la región, comenzó ayer después de las ocho de la mañana en un paraje donde se ubica un puesto militar. Luego de caminar 10 kilómetros, los inconformes arribaron al centro de la cabecera municipal; ahí, De la Torre ofició una misa junto con sacerdotes de otras parroquias, entre ellos el jesuita José Avilés, de Bachajón, municipio de Chilón.
“La procesión fue para exigir el cierre de las fábricas si no se toman las medidas necesarias de regulación para que no contaminen y afecten la salud (…) parece que la idea es llenar de palma toda la región y acabar con la selva Lacandona”, expuso.
De la Torre apuntó que los empresarios tienen interés en construir más plantas para elaborar grasas.
De acuerdo con el clérigo, además de solicitar el cierre o la regulación de las factorías, los católicos de la región buscan que se resuelvan “muchas peticiones, como salud, dotación de medicamentos, construcción de hospitales, más médicos. En cuanto a la violencia, las localidades sufren delincuencia organizada, secuestros, atracos a propiedades y asesinatos. Nuestro camino es seguir construyendo juntos la paz, la justicia y la dignidad. Hemos ido buscando caminos alternativos con el pueblo”.
José Luis Espinosa, promotor de los derechos humanos de la parroquia de Benemérito de las Américas, indicó que protestaron “por todas las afectaciones que nos han provocado las fábricas extractoras de aceite de palma africana, que están (en el municipio) desde hace cinco años.
“Lo hemos dicho a dependencias oficiales y no han resuelto nada. Estamos pidiendo que se clausuren o regulen, porque (los productores de grasa vegetal) afectan mucho a la agricultura y al ganado” con sus labores, que implican usar químicos que “perjudican a los ríos y arroyos, los secan y destruyen la naturaleza”.
Declaró que ambas firmas “explotan a los más de 800 trabajadores que laboran en dos o tres turnos, sobre todo a los guatemaltecos que viven en esta zona fronteriza; emplean a muchos guatemaltecos para tener obra de mano barata, que no tiene contrato colectivo de trabajo, y les pagan lo que quieren, sin seguridad social. Si tienen accidentes, no los indemnizan”.
Espinoza reiteró que los fabricantes de aceite “nos perjudican mucho; donde vivimos es una zona bella de la selva Lacandona, y todo lo están destruyendo; están deteriorando la biodiversidad”, reprochó.