Ciudad de México. La sonrisa distintiva de Donovan Carrillo se proyectaba a través de sus ojos, a pesar del cubrebocas y el cansancio por el largo viaje desde China, a su llegada, muy de madrugada al aeropuerto de la Ciudad de México, donde fue recibido por un grupo de jóvenes como una estrella de pop, con porras, flores y pancartas que reconocían la insólita y carismática participación del patinador en los Juegos Olímpicos de Invierno Pekín 2022.
“¡Grande!”, ¡Bienvenido a casa!”, “Estamos orgullosos, “¡Lo lograste!”, “‘We were born to make history’”, fueron los mensajes de las admiradoras, unas 10 jóvenes y niñas con sus madres, en su mayoría procedentes de colonias aledañas a la terminal aérea, que alcanzaron a unirse a la recepción, citadas en redes sociales por “páginas de fans” con “&commatlovefordonovancarrillo”.
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“Se los agradezco, de verdad, es para mí un privilegio poder compartir con cada uno de ustedes mis emociones, de estar de nuevo en México después de haber cumplido un sueño”, manifestó en declaraciones a los medios el primer mexicano que alcanza una final olímpica en patinaje sobre el hielo.
“Estuvo muy pesado, fueron dos días completos de vuelos con conexiones (Pekín-París-Madrid-Ciudad de México), pero estoy muy contento de poder compartirles toda la experiencia que se vivió en Pekín; es simplemente el fruto de tantos años de trabajo, dedicación y perseverancia; el compartirlo con mi entrenador, Gregorio Núñez, con mi familia y con todo el país es algo único e inexplicable, que disfruté cada segundo de mi presentación. Me deja muchísimo aprendizaje y motivación para seguir luchando y soñando sin límites”, anotó el jalisciense de 22 años.
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“Quiero invitar a todos los mexicanos a que sueñen y que vean que los límites nos los ponemos nosotros mismos. Mi próxima meta está en 2026; profundamente creo que se puede superar el resultado obtenido en Pekín; tenemos cuatro años y vamos a aprovecharlos al máximo para dar lo mejor de nosotros mismos, salir de nuestra zona de confort, y por supuesto plantearnos nuevos desafíos, aumentan-do tanto la dificultad técnica como componentes artísticos”, expuso el patinador.
“A mi familia y a México”
“Este triunfo se lo dedico a mi país, a mi familia, que siempre estuvieron ahí para apoyarme, inclusive cuando se ponía difícil y teníamos todo en contra”, anotó el atleta, quien era conducido apuradamente hacia el transporte que lo llevaría a la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, donde más tarde agradeció el apoyo que recibe del organismo desde 2019 y prometió progresar para lograr mejores resultados en la siguiente cita olímpica de Milán 2026.
“Los días se han pasado volando, pero la emoción sigue siendo la misma, y tener la oportunidad de brindarle a más niños, es algo que me motiva muchísimo para seguirme superando”, asentó en la conferencia de prensa que ofreció más tarde junto con la titular de la Conade, Ana Guevara.
“En particular me gustaría agradecer el apoyo que me brinda-ron desde 2019, cuando nos acerca-mos con mi entrenador, para seguir creciendo y luchando para alcanzar el sueño de Pekín 2022. Han sido años difíciles, pero sin duda alguna se ha visto un cambio muy importante en mi carrera, y el soporte que recibí tuvo mucho impacto para llegar fuerte”, señaló el patinador, quien desde su calificación a los olímpicos en 2020, recibe una beca mensual de 30 mil pesos.
Guevara explicó que ese incentivo económico deberá tener un ajuste de acuerdo con los resultados de Donovan el resto de la temporada, que concluye con el Campeonato Mundial de Patinaje Artístico, a celebrarse del 21 al 27 de marzo en Montpellier, Francia. La dirigente recordó que Carrillo ingresó como becario del desaparecido fideicomiso para el deporte, y las reglas de operación no contemplaban los deportes invernales, que se basarán más en parámetros de perspectiva de resultados.
“Agradezco mucho la confianza de mi entrenador, quien ha sido una pieza clave para que yo pudiera alcanzar esta meta, él confió en mí desde cero, desde que era sólo un niño bien inquieto que tomaba velocidad sin saber frenar y se estampaba en las bardas como mosca en parabrisas.
“Desde esos momentos él confió y me dio todo su apoyo. Asimismo mi familia, que nunca les pareció descabellada la idea y me dejaron soñar, me dejaron desafiarme sin ponerme límites, en un país donde los deportes de invierno son poco comunes, y donde la única nieve que conocemos es la de los raspados, así que muchas gracias por todo”, anotó el patinador, quien ya lucía agotado.