La producción de aguacate en Michoacán puede enfrentar sanciones en el T-MEC debido al incumplimiento de la legislación ambiental, ya que entre 80 y 90 por ciento de las plantaciones carece de permisos de cambio de uso de suelo y se utilizan predios donde hubo incendios, aunque la ley forestal prohíbe que se realicen actividades agropecuarias en ellos durante 20 años, sostuvo Benjamín Revuelta Vaquero, investigador de la Universidad Michoacana.
Explicó que desde hace más de 20 años la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) no ha dado permisos para cambiar el uso de suelo forestal en la zona aguacatera de Michoacán, por lo que ilegalmente se ha talado bosque de pino y encino para levantar huertos.
Además, la Secretaría de Agricultura, por medio “de Senasica, al otorgar un certificado de sanidad e inocuidad a estos predios, está dando un apoyo para que estos productores puedan exportar”. Lo hacen sobre terrenos que no tienen aval del cambio de uso de suelo, por lo que “hay violación sistemática a la ley”.
En entrevista, Revuelta Vaquero explicó que el incumplimiento del apartado 24.4 del T-MEC, el cual señala que ninguna de las partes dejará de observar sus leyes ambientales, “es grave y puede dar lugar a sanciones ambientales muy pronto. Se puede desplomar la producción y sería desastroso para la entidad”, indicó.
Además, al menos en los pasados 10 años ha habido muchos incendios forestales, y de acuerdo con los artículos 93, 97 y 99 de la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, en los predios siniestrados están prohibidas las actividades agropecuarias por 20 años, pero esto “se está violentando”.
Precisó que cada año la superficie sembrada de aguacate en la entidad crece en promedio 30 mil hectáreas, por lo que a 2022 se estiman en casi 320 mil hectáreas, y cada año hay récord de producción, que ahora tiene un valor de alrededor de 2 mil millones de dólares.
Señaló que 63 por ciento de los 30 mil productores michoacanos tienen malas prácticas agrícolas con impacto muy alto, pero esto sólo es la punta del iceberg, ya que los efectos podrían ser mayores. Hay deforestación, contaminación por el uso de químicos y al menos 50 por ciento de los pozos se abren sin permiso de la Comisión Nacional del Agua y el desvío del líquido ha llevado a la escasez de agua en comunidades.
Sostuvo que la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México debe reconocer el problema y hacer acciones de fondo, porque “hace algunas de buena voluntad o por estrategia de mercado” pero no son suficientes. Ejemplificó que la asociación reportó que en 2020 reforestó 383 hectáreas, pero apenas son uno por ciento de las 30 mil que se deforestan al año.