Ayer, en la conferencia matutina de prensa, el periodista Carlos Manuel Juárez, del portal Elefante Blanco, planteó al presidente López Obrador las versiones de que el gobernador de Tamaulipas, el panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca, ha usado recursos, “no sabemos si propios o públicos, para hacer investigaciones a sus hijos y que posiblemente tenían como resultado este reportaje que salió de la casa de Houston”.
En esa entidad norteña es muy difícil hacer periodismo honesto y crítico (el portal mencionado se esfuerza en hacerlo, al igual que otro medio electrónico, En dos por tres, dirigido por Martha Olivia López), así que muchas versiones de la realidad política se quedan en los corrillos, sin tomar cuerpo de investigaciones a fondo, amenazados los informadores por los políticos con cargos públicos y por los poderes criminales dominantes.
López Obrador no respondió en específico la pregunta, pero recordó los momentos de persecución, espionaje y amago judicial que ha vivido a lo largo de su carrera política, junto con sus hijos. En tal evocación filial, por primera vez en esos ejercicios informativos en Palacio Nacional, su habitante titular tuvo un momento en que le ganó la emoción y pausó aún más su continuidad discursiva.
En esa Mañanera, el Presidente de México le volvió a dar foro al tema de su hijo José Ramón y la casa de Houston y del material audiovisual difundido por Latinus y su principal voz, Carlos Loret de Mola. Más polémica hubo a partir de que formalizó la petición de que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) indague y convalide, en su caso, las referencias que él ha dado respecto a presuntos ingresos anuales del comunicador actualmente madracista y salinista Loret de Mola, en cuanto a sus percepciones bienes y origen de riqueza, tanto de él como de sus familiares y socios.
La presidenta del consejo consultivo del INAI, Nuhad Ponce Kuri, consideró anoche que no procede la petición del Presidente de la República (criterio apegado a la legalidad vigente, que no autoriza a ese instituto a divulgar datos personales, sino protegerlos, salvo excepciones judiciales expresas).
A reserva de la respuesta oficial del pleno de los comisionados del INAI o de su presidenta, un punto clave está en la solicitud que también hizo López Obrador para que se le diga si puede, como ciudadano, dar a conocer las facturas y recibos relativos a los ingresos del ex conductor de noticieros de Televisa. Si la respuesta es negativa, es probable que “como ciudadano”, el tabasqueño decida dar a conocer más datos sobre el tema.
Vale no perder de vista que a la batalla seca por el futuro de la nación (la continuidad de un proyecto popular mayoritario o el regreso de los intereses cupulares desplazados) ya están apostando organizaciones y membretes internacionales, que han manifestado solidaridad con Loret (por ejemplo, The Washington Post, en un editorial), incluso utilizando, de manera ilegítima y aberrante, una presunta conexión entre el expediente del muy adinerado comunicador yucateco con los casos de periodistas de a pie que son amenazados, agredidos y asesinados.
Por otra parte, ayer hubo protestas de periodistas en las cámaras de diputados y de senadores, valiosas en sí mismas, inéditas, pero a las que rápidamente se montaron políticos contrarios al obradorismo, urgidos de Spaces.
El propio López Obrador expresó ayer con abundancia sus consideraciones acerca del significado de la pelea política que se vive. El amasijo de intereses que no han encontrado salida política y electoral viable para enfrentar a la llamada 4T intenta utilizar las válidas protestas del periodismo honesto, los errores cometidos en el tratamiento del caso Houston y la incertidumbre continental y mundial para dosificar su intento de verdadero revocatorio, no en 2022, sino en 2024. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero