Madrid. El premier de Perú, Aníbal Torres, denunció una reunión “secreta” en el Congreso durante la cual “se urdió un plan para generar un golpe de Estado” por medio de mecanismos como “la vacancia presidencial”, para destituir al mandatario Pedro Castillo.
En conferencia de prensa, el premier aseguró que el Congreso está “buscando allanar el camino a la vacancia mediante la modificación a la Constitución”. Torres, quien es el cuarto primer ministro nombrado por Castillo en apenas medio año de mandato, aludió a un encuentro que tuvieron el pasado día 9 varios diputados de oposición con el fin de “definir la estrategia legal” para destituir al mandatario.
El ministro rehusó aclarar ante periodistas las supuestas maniobras de la oposición para deshacerse de Castillo, pero adelantó que en “las próximas horas” se reunirá con los diferentes grupos parlamentarios “para dialogar y recoger sus inquietudes e incorporarlos en la política del gobierno”.
Por lo pronto, la ministra del Trabajo, Betssy Chávez, presentó una denuncia constitucional contra la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, por haberse reunido, presuntamente, con congresistas de la oposición en el encuentro denunciado por Torres.
El canciller César Landa indicó que en la comunidad internacional hay preocupación por la “conflictiva” situación política de Perú.
Por su parte, la Mesa Directiva del Congreso acusó al Ejecutivo de haber puesto en marcha un “plan de desprestigio sistemático de la institución parlamentaria”, pero no se manifestó respecto de si ocurrió o no la reunión opositora a la que aludió Torres.
En tanto, Castillo anunció que el ejército colaborará con la policía en la lucha contra la delincuencia. “Vamos a sacar a las fuerzas armadas para combatir de una vez por todas al delincuente chico, y al grande también”, afirmó el mandatario, quien aseguró que la criminalidad en Perú no podrá “frenarse” sin la colaboración de ambos cuerpos de seguridad.
Al cumplirse un mes del derrame de 12 mil barriles de petróleo en el mar de una refinería de la española Repsol, habitantes de la costa no pueden salir a pescar ni recibir turistas por la contaminación y muchos subsisten gracias a ollas populares donde se sirve sopa de avena y pan.