Más de la mitad de la vivienda regular en la Ciudad de México se ubica en condominios y unidades habitacionales; sin embargo, éstas últimas sufren un grave deterioro, que comenzó en 1985 luego de que el gobierno las desincorporó, incluidas las áreas comunes, para darlas en propiedad a sus ocupantes y dejarles la responsabilidad de su mantenimiento, lo que resultó “una carga muy pesada para ellos”, señaló la titular de la Procuraduría Social (Prosoc), Patricia Ruiz Anchondo.
En entrevista, recordó que cuando se optó por construir conjuntos habitacionales como alternativa de vivienda para los trabajadores, éstas “eran propiedad del Estado”, por lo que se tenía un esquema de renta, la cual incluía una cuota de mantenimiento, que realizaba la autoridad.
Al detallar que hay unidades con hasta 10 mil viviendas, subrayó que esta situación provocó que hubiera un descuido de la infraestructura, y no fue sino hasta 2000, cuando el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador era jefe de Gobierno de la capital del país, que se creó un programa social, hoy llamado Bienestar en tu Unidad Habitacional, para apoyar con recursos a su mantenimiento, que este año se destinarán 240 millones de pesos para atender al menos 600 conjuntos habitacionales que no han recibido atención en 10 años.
En la Ciudad de México se tienen contabilizadas 2 millones 300 mil viviendas con cuenta de catastro, de las cuales un millón 200 mil se encuentran en edificios y, según los datos de la Prosoc, de éstas 614 mil 449 se encuentran en 6 mil 166 unidades habitacionales en 15 alcaldías –sólo Milpa Alta no cuenta con esta infraestructura–, con una población aproximada de 3 millones 200 mil personas.
“Están deterioradas porque este tipo de vivienda es una responsabilidad muy grande para sus habitantes”, pues no sólo son los departamentos, sino también las áreas comunes, y ante problemas como sismos, inundaciones, sistemas de distribución de agua complejos y drenaje y suelo irregular, colapsan las instalaciones y los propios residentes no cuentan con recursos para repararlas.
Es cuando el gobierno desincorpora las unidades habitacionales, que eran administradas por el Estado, que empieza su deterioro en 1985 y que aún continúa, de allí que además del programa, se realizan jornadas de tequio los fines de semana para hacer podas, sustituir luminarias y limpieza en las áreas comunes, porque “están totalmente abandonadas las unidades habitacionales”. Son obras que corresponden a las alcaldías, que no están realizando, expresó la procuradora.
Con el programa Bienestar en tu Unidad Habitacional, subrayó, este gobierno ha intervenido en 14 por ciento de las unidades habitacionales, a diferencia del 5 por ciento de la anterior administración, aunque, reconoció, es “muy poco”, por lo que se trabaja para ampliar este número.
Por ello, este año se atenderá a las unidades que no han recibido apoyo en 10 años o que nunca lo han tenido, incluidas las que requieren mantenimiento mayor por problemas en la red de drenaje o de seguridad estructural.