México dejó de ser autosuficiente en producción de maíz luego de que administraciones pasadas cancelaron infraestructura y decidieron los cierres de la Productora Nacional de Semillas, Fertilizantes Mexicanos, Conasupo, la asesoría técnica y las limitaciones en los apoyos a la investigación.
Además, son frecuentes los récord en las importaciones del grano, pues no sólo se rompió el techo máximo en 2021 (17.5 millones de toneladas), sino también en 2017 y 2018, en el sexenio pasado.
Esto señala el análisis conjunto de Alejandro Espinosa, secretario ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados y Antonio Turrent, investigador Emérito del Sistema Nacional de Investigadores.
Ante el señalamiento del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) de que el país se ha convertido en el principal importador de maíz del mundo, precisaron que, en 2017 y 2018, México desplazó a Japón de ese primer lugar.
Los investigadores señalaron que el CNA busca “acreditar que ha disminuido la producción en la presente administración, lo que no puede sustentarse, ya que no ha decrecido en la agricultura tradicional y las áreas de cultivo intensivo o empresarial han mantenido su productividad, muy cercana al rendimiento potencial”.
Agregaron que en el sector tradicional se puede elevar la producción con tecnología agronómica nacional del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias. Hay variedades mejoradas de polinización libre e híbridos, variedades nativas y manejo agronómico óptimo, pero también se requiere asesoría técnica de calidad, fortalecer pequeña infraestructura para tecnificación y acceso a riego, en ciclo de otoño invierno, para granos del sur del país, donde existe una reserva deproducción de granos de maíz de más de 12 millones de toneladas.
Turrent desarrolló una propuesta para lograr la suficiencia de maíz y que el país use su potencial de producir 58 millones de toneladas. En resumen, dijeron los expertos, la suficiencia alimentaria en maíz puede alcanzarse “con semillas mexicanas nativas y mejoradas, sin transgénicos, privilegiando la diversidad genética, la agricultura de subsistencia, tradicional y comercial por medio de un gran número de empresas mexicanas, con acompañamiento en asesoría técnica, aprovechando la experiencia de investigadores y productores mexicanos”.
Los expertos apuntaron que la actual administración “orienta el rumbo de forma correcta, para avanzar hacia políticas agropecuarias adecuadas y limitar la dependencia en el cultivo más importante para la dieta mexicana”, indicaron.
“A los gobiernos mexicanos neoliberales las grandes industrias les ofrecieron que autorizaran la siembra de transgénicos para elevar la producción media nacional de 3.1 toneladas a 6 toneladas por hectárea”, pero esto no es posible porque el maíz transgénico no incrementa el rendimiento y tampoco se adapta a las diferentes condiciones donde se cultiva el grano en el territorio nacional.