Dundee. “Nunca debió haber ocurrido”, exclama la escocesa Claire Mitchell, quien junto a su amiga Zoe Venditozzi lucha por la rehabilitación de las personas acusadas de “brujería”, en su inmensa mayoría mujeres, y por la construcción de un memorial en su honor. “Entre los siglos XVI y XVIII en Escocia, unas 4 mil personas fueron acusadas de brujería, 84 por ciento eran mujeres”, explica Mitchell, abogada de 50 años. En total, más de 2 mil 500 personas fueron ejecutadas por esa razón, en su mayoría estranguladas y luego quemadas, tras extraerles confesiones bajo tortura. “Les impedían dormir durante días y confesaban ser brujas, bailar con el diablo o tener sexo con él”, explica en un cementerio de Dundee, en el noreste del país, conocido como The Howff. En este camposanto del siglo XVI, expuesto a un viento glacial, hay una pequeña columna llamada la “piedra de las brujas”. Los visitantes han dejado pétalos de flores y monedas en homenaje a las personas ejecutadas, entre ellas Grissel Jaffray, en 1669. En una calle del centro de la ciudad, un mosaico que representa un cono en llamas recuerda a esta mujer conocida como “la última bruja de Dundee”. Mitchell fundó Witches of Scotland (Brujas de Escocia) hace dos años, el 8 de marzo de 2020, coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos de la Mujer, tras descubrir el alcance del impacto del Witchcraft Act. Esta ley de 1563 establecía la pena capital para los culpables de brujería y estuvo en vigor hasta 1736. Esta asociación pide tres cosas: la rehabilitación de todas las personas condenadas por brujería, una disculpa de las autoridades y un monumento nacional que recuerde estas tragedias poco conocidas. Venditozzi, de 46 años y miembro también de la asociación, reconoce que hasta hace poco ella misma no sabía nada de la caza de brujas. “Aunque nací en Fife, donde hubo muchas ejecuciones, porque cualquiera podía ser acusado”.
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Escocesas, por la memoria de brujas ejecutadas
lunes 14 de febrero de 2022 , p. 22