Berlín. La coproducción franco-española Un año Una noche, de Isaki Lacuesta, trajo a la memoria colectiva uno de los capítulos mas tristes en los últimos años en Europa. Los atentados terroristas en la discoteca

Bataclan de París en noviembre de 2015. El filme basado en testimonios reales de una pareja de sobrevivientes al ataque encuentra su punto neurálgico en los efectos psicológicos, el manejo postraumático de los protagonistas tras un año del atentado.

Ramón Campos, productor de la película, fue quien dio el impulso inicial. Campos se encontraba ese fin de semana en París con su familia. Tras el atentado al salir a las calles, le sobrecogió percibir un París desierto, la llamada Ciudad Luz refejaba sólo oscuridad, se respiraba miedo. Posteriormente se dio a la tarea de leer la publicación de las memorias de Ramón González, el ciudadano español que sobrevivió a la traumática experiencia en donde narra lo que vivió esa noche y el año posterior. Propuso entonces al cineasta Isaki Lacuesta llevar a la pantalla esta historia desde la visión de las víctimas que se encontraban esa noche en el Bataclan.

Al entrar en contacto con Ramón González y la que entonces era su novia Celine, ambos dieron su consentimiento para que su historia se contara desde el lenguaje del cine. También contribuyeron activamente al proporcionar infinidad de detalles de aquella fatídica noche del viernes 13 de noviembre de 2015.

El realizador español Isaki Lacuesta expresa así la intención de su trabajo: “el titulo describe lo que en la película contamos, cómo los protagonistas intentan vivir después de esto; teníamos que ser muy fieles a lo que nos contaban para empatizar al máximo con los personajes, meterse en la piel de ellos buscando el detalle, la realidad, la conexión; fue un rodaje cargado de emociones tomando en cuenta que la novela comienza con lo que no vemos en la película, como por ejemplo que Ramón vio de frente a los terroristas; incluso colaboró con la policía para su identificación” Los jóvenes actores Nahuel Pérez Biscayart y Noémi Merlant dan vida a Ramon y Celin. El filme está rodado en un 90 por ciento en francés.

Otro de los andamios que sostienen Un año Una noche es el intenso contraste entre el manejo emocional post-traumático de la pareja protagonista. La fragilidad de Ramón, los recursos internos de los cuales parece carecer frente a la aparente fortaleza emocional de hierro de Celine, una especie de negación del impacto que en algún momento encuentra su detonante en el trabajo social que realiza con inmigrantes en Paris.

Aclamación a la fortaleza femenina sin dejar de considerar que también las mujeres se cansan de vez en cuando de ser fuertes.