Como en Nueva York, París o Tokio, en la Ciudad de México se intensifica la construcción de microdepartamentos de 30 metros cuadrados que se ofrecen entre 2 y 3 millones de pesos.
En sus estrategias de venta, las inmobiliarias lanzan campañas en las que promueven “el adiós a los espacios pocos funcionales”, la bienvenida a la “practicidad y la ubicación privilegiada” para experimentar una vida moderna y lujosa.
En preventa, aun cuando en muchos casos no han empezado las obras, los desarrollos se sitúan en colonias céntricas y de moda como Roma, Condesa, Polanco, Anzures, Tabacalera o el Centro Histórico, donde presumen la cercanía a corporativos, sitios turísticos, museos, parques, restaurantes y vida nocturna.
Una habitación con baño completo, sin estacionamiento, se ofrece como el nuevo concepto de vivienda mínima habitable de lujo, con amenidades como ludoteca, enfermería, gimnasio para los dueños y sus perros, jacuzzi, albercas y terrazas.
De acuerdo con Leonardo González, analista de Real Estate de Propiedades.com, se trata de una tendencia que surgió en San Francisco, Estados Unidos, que se ha consolidado en la ciudad durante la pandemia como una solución residencial para un sector de la población de 20 a 40 años.
“Son modelos habitacionales que responden a un estilo de vida de las nuevas generaciones que tienen otros planes de vida y entretenimiento. Estamos hablando de hogares unipersonales o de dos personas que ven en esta opción beneficios como reducir costos y tiempo en actividades domésticas y de mantenimiento.”
Explicó que en la capital hay inmuebles que se han adaptado no sólo para la venta, sino también en renta, pero en la mayoría de los casos el diseño se ha definido como tal desde el principio, pues las amenidades son un factor clave en este modelo, ya que compensan el espacio pequeño adquirido.
Para el arquitecto y urbanista Roberto Eibenshultz, este modelo no puede ser visto como una solución a la vivienda en la ciudad, pues está bien para los jóvenes que sólo requieren un espacio para dormir y hacer su vida en otros lugares, pero no para la mayoría de la población de bajos recursos con patrones culturales diferentes.
Planteó que en vez de eso desde el gobierno se impulsen proyectos como la reconversión de casas unifamiliares en pequeños condominios. “En esos terrenos se pueden construir para los hijos y para vender dos o tres viviendas adicionales, lo que permitiría densidad mucho más adecuada en lugar de esas grandes torres edificios”.