Mas allá de su dimensión territorial, economía o población, se finca fundamentalmente en su riqueza cultural. Su enorme diversidad es reflejo de una larga historia conformada por las culturas que se desarrollaron en el vasto territorio. De éstas conservamos ricos vestigios, así como de las que han sobrevivido ante las mayores adversidades y que se mantienen vivas con múltiples manifestaciones.
Ahora lo podemos constatar con la magna exposición La grandeza de México, que ocupa dos sedes magníficas: el Museo Nacional de Antropología y el Salón Iberoamericano, que se encuentra dentro del edificio de la Secretaría de Educación Pública.
La impresionante muestra nos lleva desde el periodo preclásico hasta el siglo XX, lo que nos permite valorar que la historia de este país no empezó hace 500 años. Lo podemos constatar por medio de más de mil 500 piezas de las cuales más de 800 son vistas por primera vez en nuestro país, ya que provienen del extranjero o se encontraban en bodegas de resguardos y decomisos. Se conjuntaron 60 acervos de 22 estados de la República y siete de cuatro países –Francia, Italia, Suecia y Estados Unidos–.
En el Museo Nacional de Antropología se aprecian 380 piezas, de las cuales 334 son nacionales, dos repatriaciones y 44 de traslado temporal de sedes que se encuentran en el exterior.
En la SEP se pueden admirar mil 145 piezas, de las cuales 264 son nacionales, 879 repatriaciones, obtenidas en los últimos tres años y dos préstamos de obra artística de otros países.
Diego Prieto, director del INAH, explica: “Quisimos dar un panorama general de la inmensa diversidad del patrimonio arqueológico, histórico, paleontológico y antropológico de nuestro país”, y sin duda se logró.
La muestra en el museo tiene cinco ejes temáticos: el territorio, la espiritualidad, la persona, el simbolismo y los caminos de la libertad. Entre las maravillas que se exhiben sobresale la exquisita escultura huasteca La joven de Amajac, que se encontró recientemente en Veracruz.
La pieza finamente tallada en piedra caliza fue seleccionada como modelo para realizar una réplica –de mayores dimensiones– que va a estar en el Paseo de la Reforma para recordar los 500 años de resistencia de la mujer indígena. La enigmática expresión de la joven con sus grandes ojos y la boquita entreabierta me despierta enorme curiosidad: ¿decía algo? ¿cantaba? Por la sola visión de la hermosa escultura valdría la pena la visita.
Por su parte, en la SEP se brinda una visión regional del país que abarca el sureste y el área maya, el altiplano y el norte de México, así como un módulo general para documentar los procesos de un pueblo en lucha.
El espacio que alberga la exposición fue originalmente el templo del convento de Santa María de la Encarnación, que fundaron a fines del siglo XVI monjas concepcionistas. Tras las Leyes de Reforma, las religiosas tuvieron que abandonarlo y se dedicó a usos diversos, hasta que se creó la Secretaría de Educación Pública y lo adaptaron para que fuera su sede.
El primer secretario, José Vasconcelos, como una de las acciones trascendentales del proyecto educativo, impulsó la creación de bibliotecas en el país. Lugar prioritario tuvo la que se estableció en el propio edificio: la Biblioteca Iberoamericana, que ocupó la nave del antiguo templo del convento de 1924 a 1985.
Acordé con la visión vasconcelista, se contrató al artista Roberto Montenegro para que la decorara con murales que aludieran a la unión de los pueblos latinoamericanos. Resalta el fresco principal que ocupa el lugar del retablo mayor, con una superficie de 137.85 metros cuadrados. Es sobre la cartografía de Latinoamérica con imágenes que reflejan su riqueza natural y cultural.
En el paseo hay que aprovechar para echar un vistazo al soberbio edificio de la SEP y a los murales que cubren prácticamente todas sus paredes, la mayoría de Diego Rivera.
A una cuadra se encuentra la Plaza de Santo Domingo, una de las más bellas y armónicas. Sobre los portales de los evangelistas se localiza el restaurante Domingo Santo, del que ya hemos hablado.
Tiene una vista espectacular y ofrece excelente cocina mexicana. Ahora probamos otras opciones: sopes de filete, cazuela de lengua, ensalada de pera, chile relleno de cochinita y de postre, el molten de mole y chocolate, acompañado de mousse de chile pasilla y helado de vainilla. Suena raro, pero es delicioso.