En Wadi Gaza las botellas de plástico y las aguas pútridas han remplazado a los árboles, las flores y los animales. Pero las autoridades locales, conscientes de los riesgos sanitarios, quieren transformar el valle en el primer parque natural del enclave palestino.
A lo largo de nueve kilómetros las aguas residuales atraviesan el alwadi (valle en árabe) antes de desembocar en el Mediterráneo. Miles de toneladas de residuos se acumulan ahí, arrojados por los habitantes y llevados por la corriente en un territorio socavado por la pobreza y las guerras donde la causa ecológica está lejos de importar.
En los alrededores del riachuelo, considerado como el lugar más contaminado de la Franja de Gaza, el olor es nauseabundo. Han desaparecido decenas de especies de árboles, flores y animales.
Antaño, sin embargo, Wadi Gaza era “una bella reserva natural”, recuerda Abdel Fattah Abd Rabbo, profesor de estudios medioambientales de la Universidad islámica de Gaza. “Luego se ha convertido en una ciénaga llena de insectos, de reptiles y de bacterias, un lugar de descarga descontrolada” dice al señalar los gases tóxicos que genera el sitio.
En la Franja de Gaza, enclave de 2.3 millones de habitantes bajo bloqueo israelí, son vertidos unos 16 mil metros cúbicos de aguas residuales cada día, según la agencia de calidad medioambiental de Gaza.
Así fue hasta 2021, cuando se instaló una planta de tratamiento en el centro del territorio, hacia la cual las aguas residuales son ahora dirigidas y de allí sale limpia hasta el mar.
Ahora queda por limpiar de basura las orillas. La semana pasada, trabajadores municipales sacaron escobas y bolsas de basura para despejar el curso del agua antes de poder plantar miles de árboles y convertir el lugar en un parque digno de ese nombre.
Cinco municipios han creado un consejo para conducir el proyecto, en coordinación con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, que los financia junto al gobierno noruego.
El proyecto de 66 millones de dólares, que se extenderá de cinco a 10 años, no solamente servirá a los habitantes que viven cerca (150 mil) sino también a un público más amplio, explica Mohamad Abu Shaaban, un responsable local del programa.
El plan se articula en torno a tres aspectos: la preservación de la calidad del agua, la creación de un “cinturón verde“ en torno al río para garantizar la diversidad biológica y vegetal y la implementación de infraestructuras culturales, indica Abu Shaaban.
Los accesos viales deben también ser renovados o construidos y el proyecto podrá permitir crear empleos en un territorio abrumado por la pobreza y el desempleo, gracias a la creación de una zona de diversiones.
Afp