Los roles de género, los estereotipos y la reproducción de modelos patriarcales propician que niñas y mujeres enfrenten más obstáculos y barreras para su desarrollo en los campos científicos y tecnológicos, afirmó Elena Álvarez-Buylla Roces, directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, celebrado ayer, destacó que sólo 38.2 por ciento de los integrantes del Sistema Nacional de Investigadores son mujeres, cifra que cae a menos de 20 por ciento en los niveles de mayor reconocimiento, como investigador emérito.
El organismo también informó que se modificará la redacción del artículo 24 del reglamento de becas en la fracción IV, que señala las causales para la suspensión del apoyo, que en ningún momento se buscó reducirlo o restringirlo por gravidez. Al contrario, el artículo prevé que puedan optar por suspender la beca, si así lo consideran necesario, durante el embarazo, el parto o el puerperio, informó María José Rhi-Sausi Garavito, directora adjunta de desarrollo científico del Conacyt.
Agregó que derivado de la “controversia generada por la interpretación del artículo, se modificará el numeral para indicar que esa prerrogativa se conceda a petición expresa de las becarias”.
En el seminario virtual, Álvarez-Buylla destacó que si bien cada vez hay más mujeres que se desarrollan en los campos de la ciencia y la tecnología, “aún estamos muy lejos de alcanzar la paridad de género, pues ellas siguen enfrentando altas dosis de violencia y exclusión que frenan sus vocaciones científicas y tecnológicas”, lo que se refleja tanto en su ingreso a estas carreras como en su asignación en cargos de responsabilidad.
Nadine Gasman, titular del Instituto Nacional de las Mujeres, subrayó que las niñas “suelen creer a edades muy tempranas, de seis y siete años, que no son suficientemente inteligentes para llevar a cabo ciertas actividades, y cuando crecen sólo tres de cada 10 eligen carreras en ciencias naturales, exactas y de computación”, pero sólo 12 por ciento de quienes egresan se convierten en empleadoras.