París. La policía de París disparó gases lacrimógenos y puso cientos de multas el sábado para disolver un convoy de vehículos que intentaba bloquear el tráfico en una protesta contra las restricciones vinculadas al covid-19 y el aumento del costo de la vida.
Esta movilización, que reunió a opositores de la gestión anticovid del presidente francés Emmanuel Macron y a "chalecos amarillos", se inspiraba en la protesta que paraliza la capital de Canadá, Ottawa, en contra de las reglas de vacunación por la pandemia.
Centenares de vehículos, autocaravanas y camionetas salidos de Lille (norte), Estrasburgo (este) o Châteaubourg (oeste) iniciaron el viernes su desplazamiento rumbo a París y pasaron la noche acampando cerca de la ciudad.
La policía, que había prohibido la protesta, se movilizó rápidamente para intentar despejar los coches en los puntos de entrada a la ciudad, e impuso 283 multas por participar en una manifestación no autorizada.
Sin embargo, más de 100 vehículos lograron llegar a la famosa avenida de los Campos Elíseos, donde la policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes en unas escenas que recordaron a los disturbios antigubernamentales de los "chalecos amarillos" de 2018-2019.
Los manifestantes se oponen al pase de vacuna anticovid necesario para acceder a muchos lugares públicos, pero algunos también tomaron las calles para protestar contra al aumento de los precios de la energía y de los alimentos, cuestiones que encendieron las protestas de los "chalecos amarillos" de finales de 2018 y principios de 2019.
Casi 7.200 policías y gendarmes fueron desplegados, según las autoridades, y en las calles parisinas también se movilizaron vehículos blindados de la gendarmería.
El primer ministro, Jean Castex, había prometido ser inflexible ante este movimiento. "Si bloquean la circulación o intentan bloquear la capital, hay que ser muy firme", insistió en la cadena de televisión France 2 el viernes.
"El momento es importante, esto es algo pacífico. No vinimos acá para romper nada", declaró a un periodista de la AFP un hombre de unos 40 años que habló bajo condición de anonimato, en una concentración en Fontainebleau, a unos 70 kilómetros de París.
Este artesano independiente llegó desde una localidad cercana a Roanne, en el centro de Francia, acompañado por su pareja, una óptica que está desempleada por su oposición a la vacunación.
La mujer quería denunciar las restricciones sanitarias pero también protestar contra la "baja del poder adquisitivo".
Macron pide calma
Macron efectuó un llamado a la calma y admitió que hay un cansancio colectivo por la situación que se vive desde hace dos años.
"Esta fatiga se expresa de distintas formas: desesperación en unos, depresión en otros. Vemos un sufrimiento mental muy fuerte, en jóvenes y no tan jóvenes. Y a veces esta fatiga se traduce en cólera. Lo entiendo y lo respeto", indicó Macron en una entrevista al diario Ouest-France.
"Pero llamo a una mayor calma", añadió.
Las autoridades esperaban que en toda Francia, se manifestasen entre 25.000 y 30.000 personas, una cantidad similar a las movilizaciones de otras semanas.
La prohibición de los convoyes fue ratificada el viernes por la justicia, que rechazó dos recursos.
"Es una traición. Los fundamentos de la orden (de prohibición) no respetan la ley y la libertad de manifestarse", dijo a AFP Sophie Tissier, militante antivacunas y "chaleco amarillo".
El primer ministro Castex afirmó que el derecho de manifestarse es "un derecho constitucionalmente garantizado", pero negó que lo fuera "bloquear a los otros e impedir el ir y venir".
A dos meses de las presidenciales en Francia, los manifestantes exigen la retirada del certificado de vacunas, que solo permite a las personas inmunizadas entrar en restaurantes, cines y otros lugares y que el gobierno dice querer suprimir para abril.
Unos anuncios recibidos con desconfianza por los manifestantes.