París. Un tercer planeta fue detectado en la órbita de la estrella Próxima Centauri, la más cercana al sistema solar, de acuerdo con un estudio divulgado ayer en Astronomy & Astrophysics.
Con apenas una cuarta parte de la masa de la Tierra, Próxima D es uno de los más ligeros del catálogo de los exoplanetas, que cuenta con unos 5 mil cuerpos que orbitan otras estrellas.
Próxima Centauri está situada a cuatro años luz (a más de 125 millones de veces la distancia a la Luna) y pertenece a la categoría de “enanas rojas”.
La detección de exoplanetas es muy dificil, ya que están muy lejos y son muy poco brillantes.
En el caso del sistema de Proxima Centauri al observarlo desde la Tierra los cuerpos que la orbitan están en otro plano, lo que impide aplicar el método llamado de “tránsito” –el más fácil– que detecta planetas midiendo las variaciones de luminosidad provocadas por el paso de un cuerpo, causando un microeclipse.
Ha sido necesario recurrir al método de las velocidades radiales, que se basa en medir las oscilaciones del astro debido al microefecto de gravedad de un cuerpo que lo orbite.
Así fue como se hallaron hace unos años Próxima B, de masa similar a la Tierra, situado en la zona “habitable”, y Próxima C, más pequeño.
“Cuando los descubrimos, sospechamos la influencia” de un tercer planeta, relató Baptiste Lavie, del departamento de astronomía de la Universidad de Ginebra, miembro del equipo que usa el Telescopio Muy Grande (VLT, por sus siglas en inglés) del Observatorio europeo austral en Chile.
Sin embargo, esta señal era tan débil que fue necesario proseguir las observaciones con la ayuda del espectrógrafo Espresso instalado en el VLT. Esas observaciones confirmaron una ínfima variación de la velocidad de la estrella (1.4 kilómetros por hora) provocada por un planeta cercano.
Próxima D está a 4 millones de kilómetros de su estrella, menos de una décima parte de la distancia entre Mercurio y el Sol.
Situado en el límite de la zona habitable, tarda sólo cinco días en efectuar su revolución.
“Se trata de un planeta rocoso, pues su masa es muy débil para retener el gas” como lo hacen las gigantes del sistema solar: Júpiter o Saturno, según Baptiste Lavie.