Washington. El presidente estadunidense, Joe Biden, pidió el jueves a sus ciudadanos abandonar "ahora" Ucrania por la amenaza de una invasión de Rusia, que inició maniobras militares conjuntas en la vecina Bielorrusia a pesar de los esfuerzos diplomáticos europeos.
"Los ciudadanos estadunidenses deberían marcharse ahora (…) Las cosas podrían acelerarse rápidamente", dijo Biden en una entrevista con NBC News alertando del poderío del ejército ruso, con más de 100 mil soldados desplegados en las fronteras con Ucrania.
El mandatario estadunidense, sin embargo, descartó nuevamente el envío de soldados a Ucrania, ni siquiera para evacuar a sus ciudadanos en caso de invasión.
Eso sería "una guerra mundial. Cuando los estadunidenses y los rusos empiezan a dispararse, estamos en un mundo muy diferente", aseguró Biden.
La entrevista fue emitida después del inicio de unas importantes maniobras conjuntas de los ejércitos ruso y bielorruso a las puertas de Ucrania que enturbiaron las incipientes señales de esperanza tras semanas de intensos esfuerzos diplomáticos en Europa.
Estos ejercicios, concentrados especialmente en la región bielorrusa de Brest, limítrofe con Ucrania, implican el despliegue de misiles y armamento pesado y, según Estados Unidos, de 30 mil soldados rusos adicionales.
La OTAN aseguró que el despliegue de misiles, armamento pesado y soldados armados en ese país ubicado justo al norte de Ucrania era "un momento peligroso para la seguridad en Europa", que vive los momentos de mayor tensión desde la Guerra Fría.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, acusó a Moscú de ejercer una "presión psicológica" sobre la antigua república soviética, ahora inclinada hacia Occidente.
Maniobras de defensa, según Moscú
Los líderes europeos se adentraron en un frenesí diplomático en las últimas semanas para tratar de desactivar la crisis, incluyendo visitas a Moscú del presidente francés, Emmanuel Macron, y próximamente del canciller alemán, Olaf Scholz.
El nuevo dirigente germano se reunió con los líderes de los países bálticos este jueves y advirtió a Rusia de "no subestimar la unidad y la determinación como miembro de la Unión Europeo y aliado de la OTAN".
En un intento de evitar "incidentes desafortunados", el jefe del Estado Mayor estadunidense, el general Mark Milley, mantuvo una inhabitual conversación con su par bielorruso, el general Victor Goulevitch, indicó el Pentágono.
El ministro ruso de Defensa insistió que los ejercicios se centrarían en "suprimir y repeler agresiones externas" y el Kremlin prometió que las tropas serían repatriadas una vez terminen las maniobras, previstas hasta el 20 de febrero.
Además de las maniobras en Bielorrusia y el despliegue en la frontera ucraniana, Rusia mandó seis buques de guerra a través del Bósforo para unos ejercicios navales en el mar Negro y el mar de Azov.
Ante la indignación europea, el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, calificó de "incomprensible" su preocupación por estos ejercicios y alertó que "ultimátums y amenazas no llevan a ningún lado".
Lavrov recibió en Moscú a su homóloga británica, Liz Truss, que pidió la retirada de las tropas rusas de la frontera ucraniana. La ofensiva diplomática de Londres fue completada por la visita del primer ministro Boris Johnson a la OTAN y a Polonia.
Johnson insistió en convencer a Putin de participar "en la desescalada" durante una visita a sus tropas desplegadas en Polonia.
Sanciones económicas
Rusia está acusada de preparar una nueva operación militar contra Kiev, tras la anexión de Crimea en 2014, acusaciones rechazadas por el Kremlin, que dice querer garantizar su seguridad ante la hostilidad de Kiev y la OTAN.
El Kremlin presentó unas exigencias de seguridad para desactivar la crisis, que incluyen la prohibición de una eventual entrada de Ucrania a la OTAN y la retirada de la alianza militar de algunos países del Este de Europa.
Los países occidentales consideran estas condiciones inasumibles y amenazan a Moscú con importantes sanciones económicas si avanzan hacia Ucrania. Entre ellas destacan posibles consecuencias en el importante gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania.
Aun así, ambas partes abogan por mantener la vía diplomática abierta que, antes de las maniobras en Bielorrusia, había dado señales de esperanza.
Tras la anexión de Crimea en 2014, estalló una guerra en el Dombás (este de Ucrania) entre las fuerzas de Kiev y separatistas prorrusos que ha dejado más de 14 mil muertos en ocho años, según el último balance de la ONU.