Desde que empezó la vacunación contra el covid-19, en diciembre de 2020, por primera vez acudieron a la Sala de Armas adolescentes de 12 a 14 años con y sin comorbilidades, jóvenes de 15 a 17, de 18 y más, así como adultos de 40, 50 y mayores de 60, además de personal educativo y médico que fue en busca de la primera, segunda o dosis de refuerzo.
La logística permitió que no hubiera largas filas ni aglomeraciones a pesar de la nutrida concurrencia de todos los grupos que fueron asignados a diferentes áreas.
Los chicos y grandes que en esta ocasión no realizaron activación física ni escucharon música, permanecieron entre 20 y 30 minutos tras recibir el biológico en alguna de los 40 módulos.
El subdirector de epidemiología y medicina preventiva de Iztacalco, Óscar Rojas, llamó a la población a vacunarse en caso de que no tengan ninguna dosis, y recordó que allí se aplica Pfizer sólo para los adolescentes, además de AstraZeneca para los adultos.
Agregó que “la vacunación salva vidas”, e insistió en que sin importar el laboratorio y país de procedencia “es lo que ha permitido salir adelante de esta pandemia” a la mayoría de los habitantes.
Rosario, de 53 años, residente de la colonia Vasco de Quiroga, en Gustavo A. Madero, recibió su primera dosis porque no había tenido la oportunidad de vacunarse por ser la cuidadora de su mamá, y ahora dijo sentirse “más tranquila”.
De la colonia Agrícola Pantitlán llegó Lilia Zacarías, de 59 años, quien se dijo sorprendida de encontrar a personas de todas las edades “sin ninguna dosis”; señaló que en enero se contagió y no se pudo aplicar la dosis de refuerzo.
Berenice Moreno asistió con sus dos hijos de 12 y 14 años que padecen comorbilidades para que recibieran la vacuna, y con tranquilidad expresó que de su familia sólo falta ella para su refuerzo, que a partir de la próxima semana se aplicará para los de 30 a 39 años.