Ottawa. La provincia canadiense de Saskatchewan, fronteriza con Estados Unidos, anunció ayer el levantamiento de todas las restricciones relacionadas con el covid-19, incluido el uso de cubrebocas y el requisito de vacunación para entrar a restaurantes, mientras camioneros continúan su protesta en las calles de esta capital con peticiones similares.
En este contexto, legisladores canadienses expresaron su preocupación por los efectos económicos de la movilización, que mantiene parcialmente bloqueado el cruce fronterizo entre Canadá y Estados Unidos, y que llevó al premier canadiense, Justin Trudeau a exigir el cese de las protestas y calificar a manifestantes de “minoría marginal y ruidosa”.
El movimiento Convoy de la Libertad nació en rechazo a la obligatoriedad de vacunarse contra el covid-19 para los camioneros que cruzan la frontera entre Canadá y Estados Unidos, pero rápidamente se convirtió en una protesta contra las medidas sanitarias en su conjunto y en repudio al gobierno.
Al rechazar las movilizaciones, que comenzaron el 29 de enero, Trudeau señaló: “todos estamos hartos de las restricciones, de hacer sacrificios, pero nuestra responsabilidad como gobierno es velar por la salud y la seguridad de todos”.
Durante un debate de emergencia en la Cámara de los Comunes celebrado el lunes, Trudeau manifestó que la pandemia “ha sido una mierda para todos los canadienses” y la única salida es “seguir escuchando a la ciencia y apoyándose unos a otros”.
Subrayó que los ciudadanos “tienen derecho a manifestarse y a ser escuchados”, pero “no a bloquear las calles de forma ilegal o insultar a aquellos que deciden ponerse cubrebocas o vacunarse”.
El gobernador de Ontario, Doug Ford, denunció el bloqueo del puente Ambassador, que une a Detroit con Windsor, Ontario, “arteria comercial vital” entre Canadá y Estados Unidos.
“Estos bloqueos tendrán graves repercusiones en la cadena de suministros”, advirtió el ministro de Transporte, Omar Alghabra. Trudeau denunció que los inconformes “están tratando de bloquear la economía y la democracia”.
La mayoría de las medidas en Saskatchewan, aplicadas a partir del brote de la variante delta, quedarán sin efecto a partir de la medianoche del domingo. Hasta finales de febrero se mantendrán algunos requisitos, como el uso de cubrebocas en lugares cerrados y cuarentena para quien dé positivo por covid-19.
El premier de Saskatchewan, Scott Moe, argumentó que más de 80 por ciento de la población de la provincia ya tiene dos dosis de la vacuna, y cerca de la mitad tiene el tercer refuerzo.
El premier de Alberta, Jason Kenney, propuso retirar las restricciones de manera paulatina y dará detalles esta semana. Su homólogo de Quebec, Francois Legault, anunció que las restricciones en la provincia se levantarán a mediados de marzo. “Tal vez habrá una sexta ola, pero tendremos que vivir con el covid”, anticipó Legault.
El gobierno federal rechazó relajar las restricciones, al tiempo que 500 camiones ocupan las calles de esta capital.
Pancartas contra Trudeau, banderas canadienses, fogatas y tiendas de campaña se multiplican en las calles de esta capital. Los camioneros, que desde el lunes tienen prohibido tocar la bocina tras un fallo judicial, optaron por acelerar los motores de sus vehículos pesados, haciendo el aire irrespirable.
La protesta ha inspirado a inconformes de Nueva Zelanda, donde un convoy de camiones y casas rodantes bloqueó ayer las calles en torno al Parlamento, en Wellington. En Francia, miles de opositores al pase sanitario anunciaron en las redes sociales que el próximo sábado “arrollarán” París, con una protesta también llamada Convoy de la Libertad.