Tijuana, BC. Decenas de migrantes desalojados del campamento en El Chaparral se refugiaron en la iglesia y albergue Embajadores de Jesús, en el Nuevo Haití. Ahí, en el amplio templo, que usan de vivienda, los recibe el pastor Mario Banda. El refugio se encuentra en el Cañón del Alacrán, al lado del cual pasa un canal de aguas negras. Actualmente alberga a mil 65 personas, la mayoría centroamericanos, pero también haitianos y mexicanos.
Nuevo Haití fue un proyecto habitacional del primer éxodo de haitianos que ya no pudieron cruzar a Estados Unidos. El entonces alcalde panista Juan Manuel Gastélum apoyó esa obra hasta que la dirección de protección civil le advirtió que el terreno escarpado no era apto para construir y el canal de aguas negras –que frecuentemente arrastra animales muertos– era un foco de infección. El municipio no podía entregar permisos para edificar.
Desde el domingo pasado, cuando la Guardia Nacional y la policía municipal desalojó a los migrantes de El Chaparral, en el norte de la ciudad, a Embajadores de Jesús empezaron a llegar familias. Dice el pastor Banda: “Ahora sólo ven niños porque los padres se fueron a trabajar”. En los columpios, pateando una pelota o entre la ropa tendida, se ven menores, en total, 465 de distintas nacionalidades.
Por las noches el piso de la iglesia se llena de colchonetas y cobijas. Sólo reciben familias y las que han llegado en días recientes son de El Chaparral.
Uno de ellos platica que quienes los desalojaron los llevaron al albergue Carmen Serdán del gobierno federal, pero “es muy difícil vivir ahí por los horarios, rígidos para todo”, y quienes trabajan de noche o madrugada, como él, tienen dificultades para entrar y salir.
Maury es uno de los niños hondureños que juegan en el patio. Tiene 10 años y viaja con su papá. “Queríamos llegar a Estados Unidos, pero ya vimos que está recomplicado”, dice resignado.
Algunas mujeres cuidan a los más pequeños en la iglesia, otros deambulan por el extenso terreno polvoriento y uno se sienta frente al canal de aguas negras para observar a los cerdos que se remojan en el lodo.
“Nos sacaron de El Chaparral por cuestiones de salud y agradecemos que nos reciban aquí, pero no es muy saludable”, comenta una de las mujeres. Ya es mediodía y el sol acentúa el mal olor del canal.
La mayoría de los desalojados se refugian en Embajadores de Jesús y en Ágape, en la colonia Nueva Aurora.
Olga Galicia narró que tenía siete meses en El Chaparral, adonde llegó desde Guatemala con su esposo y dos hijos huyendo de la violencia. “No nos respetaron. Si no aceptábamos subir al camión para ir al albergue nos iban a deportar. Estábamos bien espantados. De repente, en la madrugada, con un helicóptero sobrevolando y con los altavoces”.
Mientras, una embarcación que trasladaba a Estados Unidos a 29 mexicanos, entre ellos cinco mujeres, fue rescatada por personal de la Secretaría de Marina la mañana de este lunes. Los tripulantes pretendían llegar a la costa de California, pero su nave quedó a la deriva 80 kilómetros al oeste de Baja California.
La Guardia Costera de Estados Unidos reportó a la Armada de México que frente a las costas de Tijuana se encontraba la embarcación, sin nombre ni matrícula, lo que activó el plan de búsqueda y rescate con una patrulla de la Segunda Región Naval, que zarpó de Ensenada.
Con información de Antonio Heras, corresponsal