Cuando, gracias a un mensaje de Whatsapp, Alfredo Serrano Mancilla tuvo más claro el panorama, se levantó de su lugar, fue a la mesa de Alberto Fernández, entonces presidente electo, y le dijo en voz baja: “El golpe está a punto, ¿quieres hablar con Evo?”
Dilma Rousseff, quien compartía mesa con el argentino, miró a Serrano con cara de “¿quién es este descarado?”, pero Fernández respondió sin pensarlo mucho: “Dale, ahora mismo”.
Con ese intercambio, ocurrido la noche del 9 de noviembre de 2019, comenzó lo que el mundo conoce como el rescate de Evo Morales, un episodio que involucró a “gente buena” de varios países y de manera destacada al gobierno de México.
Serrano Mancilla buscó a un personaje que recién había conocido, el subsecretario Maximiliano Reyes –responsable de la región latinoamericana en la Secretaría de Relaciones Exteriores– y “en menos de media hora” tenía una respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador: México recibiría al presidente Evo Morales y pondría a su disposición un avión militar.
El episodio dio material de sobra a Serrano Mancilla, español avecindado en Argentina y latinoamericanista, para escribir un libro con el título Evo: operación rescate. Una trama geopolítica de 365 días, que también podría llamarse, como anota el presidente Fernández en el prólogo, “crónica de un instante”.
“Es una oda, es un mimo a toda esta buena gente, a la solidaridad”, define su autor, frente a un café de olla en la Ciudad de México, donde este martes presenta el libro (a mediodía se referirá a la obra el canciller Marcelo Ebrard, en el Instituto Matías Romero, y al filo de las seis de la tarde será presentada por Paco Ignacio Taibo en la librería estrella del Fondo de Cultura Económica).
Pasados ya largos meses, con la situación vuelta al revés por el nuevo triunfo electoral del partido de Morales en Bolivia, Serrano Mancilla todavía habla con emoción de las 48 horas que fueron cruciales para que el boliviano abandonara su país y aterrizara sano y salvo en México.
En un libro pletórico de anécdotas, sobran los episodios de peligro y los momentos bochornosos, pero no faltan gracejadas que aún hoy hacen sonreír al autor. Por ejemplo, que fue el mismo Serrano quien buscó en Google Maps las coordenadas del aeropuerto boliviano de Chimoré, “del que nunca había escuchado nada”, para enviarlas a los pilotos militares mexicanos.
O bien el nombre del chat del rescate: “…Sonreía por la ocurrencia de ese nombre tan chistoso para este grupo comando de operaciones especiales: AHU-EVO. Un juego de palabras muy mexicano: ‘a huevo’, que quiere decir que ‘claro que sí, por fuerzas tiene que ser así, por supuesto, seguro que sí’. Un modismo mexicano, en un tono muy coloquial, para afirmar que algo sí o sí va a suceder”.
–El “instante” que aborda en su libro condensa también los errores de los progresistas.
–Evidentemente arrastra todos los errores que el progresismo haya podido cometer, pero lo que más destacaría es un rasgo característico de esta época, que es cuando la derecha latinoamericana empieza a desconocer los resultados electorales, algo cada vez más frecuente.
Doctor en economía y director del Centro Estratégico de Geopolítica, Serrano sostiene que su narración camina en sentido contrario a un fenómeno muy presente entre los analistas de la realidad regional: el houseofcardismo, le llama, a la tendencia a juzgar los procesos con la lente de una serie de Netflix. Para explicar nuestras realidades, dice en el libro, cada vez más analistas recurren al “libreto de Frank Underwood. Todo este encuadre domina muchas miradas actuales, en sintonía con la creciente espectacularización de la política”.
Con esa mirada, el rescate de Evo Morales podría ser leído como una trama en la que se usó tecnología de punta y que requirió una gran planificación cuando en realidad, precisa Serrano, fue resultado de la suma de voluntades de “gente buena y solidaria”. La “geopolítica de la generosidad”, resume el autor. Eso, y un chat llamado “AHU-EVO”.