Madrid. El escritor mexicano Jorge Volpi asumió ayer como director del Centro de Estudios Mexicanos en España de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cargo público en el que estará al menos los próximos cuatro años y en los que trabajará de forma coordinada con el Instituto Cervantes para la difusión del español en el mundo.
Durante su intervención en la ceremonia de recepción del cargo, habló brevemente de la invasión española en América, que calificó de “epopeya de asombro y destrucción”, al tiempo que reconoció que el año pasado, cuando se conmemoraron los 500 años de la conquista de Tenochtitlan, haber pedido “perdón” por los excesos cometidos “era una posibilidad”, pero que finalmente no se dio.
Volpi definió la postura de los políticos respecto de la polémica por la Conquista como “brochazos” y “generalizaciones”, que ha hecho que el año anterior haya sido especialmente difícil.
“El tema de la Conquista sigue siendo un tema complejo para las dos partes; se ha vuelto un asunto de política interior para ambos lados y, desde la política interior, se lleva a cabo una política exterior. Desde la UNAM hemos llevado a cabo cientos de actividades para hacer lo que no hace la política, que es estudiar cuidadosamente los procesos, las implicaciones, las consecuencias, de estos 500 años. Y ese es el objetivo, el enriquecimiento de los matices frente a las generalizaciones que lleva a cabo la política... A eso es a lo que hay que atender, más que a las generalizaciones y brochazos que se dan desde la política.”
Jorge Volpi estará al frente de la UNAM en España los próximos cuatro años, al suceder en el cargo al académico mexicano Andrés Ordóñez. Entre sus encomiendas principales estará la difusión del español en el mundo, trabajar en el reconocimiento de la doble titulación en México y España, y estrechar los vínculos entre las universidades e instituciones culturales y académicas españolas con la UNAM. En el acto de presentación, celebrado en el Instituto Cervantes participaron su director, el poeta Luis García Montero, y el secretario de Estado para Iberoamérica, Juan Fernández Trigo.