Semana tragicómica vivió el futbol mexicano. Nervios a tope, conciliábulos, cruce de llamadas telefónicas, veladoras encendidas, propuestas lanzadas al vapor para el plan B y C… El desenlace fue tan sencillo como inesperado: clavado de Diego Lainez en el área, obsequio arbitral con un penal inexistente (¡thanks mister Mark Geiger!), gran acierto de Raúl Jiménez desde los once pasos, y ¡ufff! volvió el alma al cuerpo. Aquí no ha pasado nada, que siga la fiesta.
Los directivos secan el sudor de su frente, sonríen con alivio y retoman el paso. Más negocios a costillas del Tri o la maltrecha gallina de los huevos de oro, nuevos contratos comerciales con firmas japonesas ¡faltaba más!, y aunque se avanza a los tumbos en la ruta hacia Qatar, para que los patrocinadores no entren en dudas de inmediato la Liga Mx lanzó números: “el torneo Apertura 2021 fue visto por 76 millones de personas y 47 por ciento radica en Estados Unidos”… Porque a pesar de todo, el negocio va.
Y por si algo faltara, el Monterrey trepó al escenario del ridículo. El equipo más caro de la Liga, con el técnico trotamundos mejor pagado de México, cuyo sueldo es superior al del seleccionador Gerardo Martino, fracasó. En el Mundialito de Abu Dabi, Javier Vasco Aguirre preparó el cordel de su propia horca, proclamó en la víspera que su equipo demostraría que estaba “para las grandes gestas”… Horas después los Rayados se convirtieron en la peor representación de Concacaf y de México en muchos años.
En realidad, los federativos no son tan magistrales en los negocios, al contrario. Están entrampados con el Tata Martino, al que no pueden despedir por la nimiedad de jugar feo, de hacerlos tragar camote y de no convencer a nadie. Salvo que no cumpla con la obtención del boleto a la Copa del Mundo, el técnico argentino seguirá becado, como lo ha estado durante la pandemia, acumulando horas vuelo VIP a Estados Unidos y a su natal Argentina, con escasas, molestas e inoportunas, escalas en México.
Lo mismo pasa con los regios. ¿Quién le dijo a Duilio Davino que estaba listo para llevar las riendas del Monterrey? El ex defensa debió adiestrarse en ligas menores porque está claro que en la contratación del técnico alguien lo chamaqueó. Era de esperar que a su vuelta Aguirre no sería el mismo que salió hace un par de décadas, atrás quedó la frescura y espontaneidad que caracterizaba su carismático discurso, pero con gusto se cambiaría aquello para ver hoy a un tipo experimentado y sabio. Ha quedado a deber, decepción total.
La afición despidió al Monterrey entre vítores y con vallas; no obstante, un agresivo grupo hizo el viaje a Arabia Saudita y tras la derrota ante el egipcio Al Ahly ya tenía detectada la carencia principal de los suyos, así que generosamente depositó en el hotel donde se hospeda el equipo un paquete de huevos con la sentida petición: “Fuera Vasco Aguirre”. En otro capítulo de melodramas en torno a un balón de futbol aparece el América y su llorosa fanaticada, exhausta de pedir en redes sociales: “Fuera (Santiago) Baños”.
¡Vaya que es una grave humillación ser vapuleado por el colero Atlético San Luis! Peor aún después de contrataciones cacareadas durante la pausa por fecha FIFA. La expectativa era enorme y en esa proporción resultó el fiasco, de tal forma que el público luego de repudiar a los suyos se puso nostálgico, y el sábado dedicó su mejor ovación a Rubens Sambueza, quien a sus 38 años viste la playera potosina y derrocha energía, con más ganas esa noche luego de verse ignorado en su afán de retirarse con la casaca amarilla.
No hay fórmulas mágicas. El futbol mexicano carece de seriedad. Hace tiempo que los federativos perdieron de vista el aspecto deportivo, alucinados como están persiguiendo dólares. Los clubes, si pueden, rechazan ceder jugadores al Tri, así que Martino pronto desechó los microciclos que lo hubiesen puesto a trabajar erigiendo un plantel con jugadores de la liga, el cual redondearía con los llamados foráneos; se echó a la hamaca e invirtió la fórmula: titulares los europeos, aunque no jueguen… Por ahora sólo el Puebla hace las delicias.