A Philip Anderson no le gusta que las redes sociales intervengan en lo que él publica en línea. Sus publicaciones conservadoras hicieron que fuera expulsado de Facebook, Twitter y YouTube. Paradójicamente, el propio Anderson, quien es negro, sintió repulsión por algunas de las cosas que vio en Gab, una plataforma de redes sociales que se ha vuelto popular entre los partidarios del ex presidente Donald Trump. Ha visto imágenes nazis, insultos racistas y otro contenido extremo que va mucho más allá de lo permitido en las principales plataformas de redes sociales.
Un año después de que Facebook, Twitter y YouTube vetaran a Trump, una gran variedad de nuevas plataformas ha atraído a los conservadores con promesas de un refugio seguro libre de lo que perciben como censura. Si bien estas plataformas en ciernes están montando una competencia ideológica frente a sus contrapartes dominantes, también se han convertido en refugios para la desinformación y el odio.
Aunque las nuevas plataformas pueden ser buenas para la elección del consumidor, plantean problemas si difunden información errónea y dañina o discursos de odio, advirtió Alexandra Cirone, una profesora de la Universidad de Cornell.
“Toleramos el discurso ofensivo pero legal”, escribió recientemente el creador de Gab, Andrew Torba. En esa plataforma es fácil hallar contenido ofensivo, una búsqueda arroja nombres de usuario con epítetos raciales, así como diatribas antisemitas, fantasías neonazis y expresiones homofóbicas.
Grupos de extrema derecha como los Proud Boys están en Gab. Steve Bannon, expulsado de Twitter por sugerir la decapitación del doctor Anthony Fauci, tiene 72 mil seguidores.
Gettr, una red más reciente, busca un producto un poco más moderado. Dirigido por un ex asesor de Trump, se lanzó en julio y ya tiene 4.5 millones de usuarios.