Por la recuperación y respeto del modelo original del CCH
En 1953, el doctor Pablo González Casanova escribía sobre un modelo de bachillerato innovador que rompiera con los esquemas de la educación “bancaria”, cuyo objetivo es el depósito enciclopédico de conocimiento en el alumno. Cuando asumió su rectorado no dudó en implementar su proyecto.
Con esta idea nace el 26 de enero de 1971 el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una de las instituciones de educación media superior con mayor tradición en la nación. Se origina bajo un esquema innovador: aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a ser. A diferencia de otros modelos educativos, el CCH considera al alumno como “el sujeto del conocimiento”, autónomo y capaz de captar el saber por sí mismo.
En este modelo educativo, la función del docente es cumplir como guía del alumno y no como una autoridad doctrinaria. En el CCH los alumnos tienen como meta primordial desarrollar habilidades críticas y metodológicas de carácter universal.
Ante el inminente cambio del director general en la institución, muchos docentes identificados con los preceptos aludidos solicitamos que quien sea elegido por la Junta de Gobierno tenga un compromiso indudable, ineludible y experto para guiar al Colegio de Ciencias y Humanidades con base en los principios filosóficos del modelo de CCH del doctor Pablo González Casanova.
El colegio es un modelo educativo de vanguardia para la libertad, la pluralidad y al servicio de las necesidades de la sociedad.
Miguel Rangel Aguilera
Proeza de los obreros de GM en Silao
Vaya mi verso en honor de la elección democrática lograda por los obreros de la planta de General Motors en Silao, Guanajuato, y vaya por igual mi deseo de que se prodigue su enseñanza en otros que permanecen subyugados:
la aprendan los petroleros.
Benjamín Cortés V.
¡Salud y revolución!, así es como Antonio Vital Galicia será recordado
Integrantes de la Alianza de Trabajadores de la Salud, familiares y amigos despedimos a nuestro compañero y amigo José Antonio Vital Galicia, quien durante más de 40 años de lucha incansable, fue pilar insustituible para cientos de trabajadores con los que compartía su experiencia en la organización colectiva. También agradecemos la atención de los integrantes del personal del Hospital 20 de Noviembre, quienes, a pesar de las carencias, mercantilización y desmantelamiento de los servicios médicos, pusieron su mayor esfuerzo para brindarle la mejor atención médica.
Hoy desde distintos lugares de los hospitales General de México, Centro Médico La Raza, Juárez de México, Centro Médico Siglo XXI, así como de parte de la gente del IMSS, de los laboratorios Birmex, luchadores sociales del sector energético y académico de la UNAM, IPN, UAM, de las secciones magisteriales democráticas, sindicatos nacionales e internacionales, reconocemos y continuaremos su legado: la lucha por la dignificación del trabajo, la justicia y el acceso a los servicios médicos. ¡Hasta siempre, querido camarada Toño!
Andrea Ramos, Tere Hernández, Tania Bobadilla, Aurora Maldonado, Reyna Ayala, Gerardo Luna, Israel Mondragón, Rosi, Rebeca, Eduardo Martínez y Eduardo Macedo
Lamentan la partida del luchador social
Los integrantes del Centro de Análisis de Coyuntura Económica, Política y Social, Caceps, de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, lamentamos profundamente el fallecimiento de uno de nuestros integrantes, José Antonio Vital Galicia, luchador incansable en el propósito de asegurar el derecho a la salud pública, la educación, la democracia sindical, y la transformación revolucionaria de México y el mundo.
Nuestro más sentido pésame para nuestra coordinadora, la doctora María de la Luz Arriaga, y su familia, amigos y camaradas.
Patricia Pozos Rivera
Electricidad en manos del Estado evitará desorden, opina
Productores independientes, cogeneración, autoabasto, son las categorías neoliberales que se introdujeron para violar la Constitución y dar la espalda a la gran voluntad de Adolfo López Mateos al nacionalizar a la energía eléctrica.
López Mateos tuvo éxito, dada la grandeza de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y de sus ingenieros y técnicos. En los inicios del desarrollo de nuestra industria eléctrica, se introdujeron la construcción y operación de varios sistemas aislados, hoy se llaman productores independientes... coexistieron 30 voltajes, siete de alta tensión en líneas de transmisión y con frecuencias de 50 y 60 hercios. Todo lo anterior dificultaba al abasto de electricidad. La CFE emprendió un gigantesco programa, heroico, altamente técnico, y con bastante éxito: definió y unificó los criterios técnicos y económicos del SEN; normalizó voltajes para reducir costos; integró, en 1962, a la División Noroeste y Noreste. En 1967 unificó las Operaciones Norte, Oriente, Occidental y Central. Se creó el ORIOC y se integró Yucatán en 1990. Quedó sólo Baja California Sur como sistema no conectado al SEN.
Pero llegó la gran tarea, cuya realización por la CFE fue del asombro de propios y extraños. En 1976 se emitió el decreto de unificar todo el SEN a la frecuencia de 60 hercios. Y se dio un plazo de ocho años para su realización total. Y sucedió el milagro, la meta se logró en sólo cinco años. Eso ocurrió gracias al trabajo de técnicos e ingenieros, sobre todo del Instituto Politécnico Nacional, dirigidos por grandes ingenieros, ellos sí, con gran sabiduría en materia de energía eléctrica, como fue el caso de Fernando Hiriart, Juan Eibenschutz, Jorge Luque, Fernández Niño y Moreno Torres, entre otros.
Y todo lo anterior se logró sin Iberdrola, sin autobasto, sin cogeneración y sin productores independientes.
En materia de electricidad, el sistema debe ser del Estado. Lo demás, sólo propicia desorden y altos costos.