Río de Janeiro. Manifestantes se congregaron este sábado en Río de Janeiro, Sao Paulo y otras ciudades de Brasil para protestar por el asesinato de un refugiado congoleño de 24 años que murió a golpes el 24 de enero en un incidente brutal que indignó a todo el país.
En Río, la protesta se congregó junto al mismo quiosco en que Moïse Mugenyi Kabagambe había estado trabajando en Barra da Tijuca, un barrio conocido por condominios de lujo y centros comerciales.
Los dos carriles de la calle frente al quiosco fueron cubiertos con banderas con imágenes y fotos de Kabagambe. Algunos carteles estaban pegados a un camión con altavoces. Uno de los carteles, llevado por más de 10 personas, decía, junto a la imagen del rostro del joven: “Justicia para Moïse. Las vidas negras importan. Dejen de matarnos”.
“Moïse fue golpeado durante 15 minutos, en una playa llena, donde las personas pasan todo el tiempo y nadie llamó a la policía ni trató de separarlos”, lamentó Rodrigo Mondengo, miembro del Colegio de Abogados de Brasil en Río. “No tenemos dudas de que, si hubiera sido una persona blanca que estaba siendo golpeada, alguien habría acudido a su rescate”.
Los agresores de Kabagambe fueron grabados en un video de seguridad que la policía entregó a los medios. El video muestra a tres hombres atacando violentamente al joven africano, sometiéndolo durante 13 minutos y golpeándolo con una barra, incluso después de que pierde la consciencia. Son vistos posteriormente intentando reanimarlo con compresiones en el pecho y volteando su cuerpo.
La policía seguía investigando las circunstancias del asesinato. Muchas personas sintieron que no había necesidad de esperar las conclusiones oficiales en una ciudad donde los asesinatos a menudo quedan impunes. Afirman que la muerte de Kabagambe es una nueva evidencia del racismo, xenofobia e impunidad que hay en el país.
El sábado, un grupo de manifestantes en Río de Janeiro arrancó el anuncio del quiosco donde Kabagambe fue asesinado, pero los organizadores de la protesta hicieron un llamado a la paz.
La organización Human Rights Watch denunció el crimen “deplorable” en una declaración el 1 de febrero.
Kabagambe se mudó a Brasil en 2011 desde su natal Bunia, la capital de la provincia congoleña de Ituri, confirmó su primo Yannick Kamanda. El este del país ha estado envuelto en conflictos durante décadas, y reportes de los medios locales señalaron que la familia huyó de la violencia entre los grupos étnicos hema y lendu.
“La madre de Moïse huyó con sus hijos desde el Congo a Brasil temiendo morir de la misma manera que su madre, o desaparecer igual que el padre de Moïse”, dijo el legislador estatal de Río Dani Monteiro, que lidera la comisión de derechos humanos de la legislatura estatal y que se reunió con la familia.
Más de 2 mil 500 personas congoleñas han sido reconocidas como refugiados en el país más grande de América Latina desde 2000, de acuerdo con el Ministerio de Justicia, que supervisa la migración.