El sonero Luis Ángel Silva Melón, cuyo sexto aniversario luctuoso se cumple el 7 de este mes, tuvo una trayectoria que “cubrió mucho más territorio que cualquier otro intérprete de su género, porque la mayoría de los otros músicos se quedaron en una de las etapas. Melón participó activamente en todas. Primero, conoció la época de oro del son cubano en México, de los años 40 y 50 del siglo pasado. Luego, tuvo contacto con los isleños que vinieron aquí después de la revolución. También conoció la época del son, llamada salsa, en Estados Unidos”, expresa el investigador Rafael Figueroa Hernández.
Para el musicólogo, ésta es una cualidad que “no tiene ningún otro músico, y si fuera el caso serán muy pocos”. En 2021, Figueroa Hernández reditó Luis Ángel Silva. Melón, una historia oral del cantante (una larga entrevista concedida al autor), publicada originalmente en 1994 con motivo del homenaje que se le rindió en el primer Festival Internacional Afrocaribeño celebrado en el puerto de Veracruz.
La redición es obra de la Red de Estudios de Música Afroantillana en México, plataforma en Facebook administrada por Figueroa, de intenciones académicas de intercambio de información y publicaciones. De hecho, se trata de su primera publicación. Fueron corregidos algunos errores en la entrevista original, señalados en su momento por el propio músico, y se escribió una introducción nueva, actualizada, con las actividades realizadas después de 1994.
El libro se presentó, en forma virtual, en el octavo Festival Cómo Suena la Clave 2021, en octubre pasado y está dedicado a la figura de Melón.
Otra labor de la Red de Estudios de Música Afroantillana en México es la elaboración de discografías de los soneros mexicanos. “Varios estuvimos de acuerdo en que la obra de Melón es importantísima para la música mexicana en general y todavía más para la afroantillana. Es uno de los trabajos fundamentales para el desarrollo de la historia de nuestra música de este género”, señala Figueroa Hernández.
La obra de los músicos populares son sus grabaciones, entonces, hay que clasificar y poner en orden su legado discográfico. “Si queremos sopesar la figura de Melón, saber su valía, primero tenemos que conocer su obra. Claro, todo el mundo conoce lo más famoso; sin embargo, necesitamos tener una idea de todo lo que produjo porque, además de canciones como Amalia Batista, hay cosas extraordinarias en su discografía que se quedaron olvidadas porque las disqueras no las promovieron o tuvieron un momento de éxito, desaparecieron y después ya nadie se acuerda.
“Luego, intentamos dar a conocer esta gran gama de grabaciones que Melón hizo. Si fue relevante lo de Lobo y Melón, no fue lo único. A raíz de su separación vinieron muchísimas cosas de excelente nivel que tuvieron mucha calidad artística y que, por desgracia, el público no conoce”, comenta.
Desafortunadamente, las autoridades aún no le dan su lugar al son cubano hecho en México, pese a tener una historia de casi 100 años y haber producido artistas de trayectoria internacional como Melón. “Seguiremos trabajando para visibilizarlo, por poner a la segura a grandes como Melón para decir a la gente ‘mira, esto se hizo en México y tuvo una historia admirada en otros lados de América Latina, nacido desde acá con estilo mexicano...’
“Melón aprendió de los cubanos; sin embargo, siempre se sintió mexicano y proyectó una presencia propia sin necesidad de copiar un estilo que viniera de fuera”, afirma el entrevistado.