Washington. El presidente estadunidense Joe Biden anunció ayer que el dirigente del grupo yihadista Estado Islámico (EI), Abu Ibrahim al Hashimi al Qurashi, murió durante una operación de las fuerzas especiales de Estados Unidos ayer en Siria. La Organización de Naciones Unidas denunció que en el operativo perecieron 13 civiles, incluyendo seis niños y cuatro mujeres. Una menor quedó gravemente herida.
El ejército estadunidense “sacó del campo de batalla” al dirigente del grupo ultrarradical y “envió un fuerte mensaje a los ‘terroristas’ de todo el mundo: los perseguiremos y encontraremos”, afirmó el mandatario, quien resaltó que todos los soldados que participaron en la operación están ilesos.
Biden declaró que ordenó un asalto en vez de bombardear la casa donde se encontraba el líder para minimizar las bajas civiles, pese a que esto suponía “un riesgo mucho mayor” para los militares.
“Cuando nuestras tropas se acercaron para capturar al ‘terrorista’, en un acto último de desesperada cobardía, sin tener en cuenta las vidas de su propia familia (…), eligió hacerse volar por los aires”.
Qurashi hizo explotar todo el “tercer piso” de la residencia en la ciudad de Atme, añadió Biden, quien sostuvo que así el líder yihadista “se llevó a varios miembros de su familia con él”.
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres, los militares estadunidenses aterrizaron en helicópteros cerca de los campos de desplazados de la localidad de Atme, en la provincia de Idlib, y luego propiciaron enfrentamientos. Trece personas murieron, entre ellas cuatro mujeres y seis niños, informó la ONG.
Las aeronaves despegaron de una base militar en la ciudad siria de mayoría kurda Kobani y miembros de las Fuerzas Democráticas Sirias, dominadas por kurdos, participaron en la operación. En octubre de 2019, Abu Bakr al Baghdadi, predecesor de Qurashi, fue asesinado.
Qurashi, de nacionalidad iraquí, se puso entonces al frente del grupo. Washington prometió una recompensa de 10 millones de dólares a cambio de información certera para encontrarlo. A Al Qurashi se le atribuye una matanza contra la minoría yazidí.
El EI fue expulsado de sus feudos en Siria e Irak, pero sigue perpetrando ataques en estos dos países vecinos mediante sus células durmientes.
La compleja guerra de Siria, un país fragmentado en el que intervienen diferentes protagonistas, ha dejado unos 500 mil muertos desde 2011.
Expertos afirman que los campamentos hacinados de la zona de Atme son utilizados como base por los líderes yihadistas.
Sobre la víctimas colaterales del reciente ataque, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia denunció la muerte de los seis menores y aseguró que una niña quedó gravemente herida.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, manifestó su preocupación por las muertes de civiles. Rusia manifestó su apoyo a la “lucha antiterrorista” de Estados Unidos.