“There’s a feeling I get when I look to the west/ And my spirit is crying for leaving/ In my thoughts I have seen rings of smoke through the trees/ And the voices of those who stand looking”
Stairway to Heaven, Led Zeppelin
Duró 12 años su trance sicodélico, experimental, fascineroso y de indiscutible elevación musical. Curiosamente, su formación nació de un rompimiento: la disolución de la agrupación The Yardbirds, gran banda que tuvo a Eric Clapton, Jeff Beck y Jimmy Page (los últimos dos coincidieron en Yardbirds y se conocían desde que estudiaban artes en Londres). Sin embargo, cuando una banda termina quedan restos, en este caso, eran contratos. Page fue llamado por Peter Grant, el mánager del grupo, para hacer presentaciones que cerraran los compromisos pendientes. Page no quiso hacerlo como un resabio de la antigua agrupación, y entonces formó a Led Zeppelin.
Page y Plant
Jimmy Page, como muchos ejecutantes de gran calidad, era convocado como “músico de sesión” con la finalidad de completar los elementos necesarios en grabaciones de estudio (entre ellos para The Rolling Stones, The Kinks y The Who). Otro compañero recurrente de las sesiones era el bajista John Paul Jones (también músico de estudio para los Stones o Rod Stewart). Juntos fueron la base para reclutar a los dos personajes restantes y conformar la nueva banda. Tras la negativa o indisposición contractual de algunos, se terminó sumando Robert Plant como vocalista; él recomendó a un viejo colega de escena, John Bonham Bonzo, en la batería.
Jimmy Page invitó a su bote a Plant y juntos, de acuerdo con las crónicas de su leyenda musical, entre la bruma inglesa y los reflejos del Támesis, coincidieron en sus aficiones, con fuentes muy diversas del blues, el rock y el folk; idearon formas de convertir su impresión de las cosas en lírica, en ritmo y en lo que después sería un sonido aplastante y único, en el que, sin duda, fue definitivo el amplio espectro de ejecución de Page, quien, como músico de sesión, había grabado para todo tipo de artistas en géneros variados. Ese conocimiento sirvió para entender qué cabía y qué no dentro de su bóveda musical. La sincronía entre ambos fue perfecta. Bonham y Jones aportarían su talento para que el monstruo indefinible cobrara vida. John Paul Jones era tan bueno en los teclados como con el bajo. La sustancia melódica de Stairway to Heaven, por ejemplo, tiene su soporte absoluto.
No les fue bien en su arranque en 1968 en Inglaterra, por lo que se movieron a Estados Unidos en una gira como teloneros, todavía conocidos como Los Nuevos Yardbirds, en fase de convertirse en un portento de nombre ambiguo nacido como una broma, ya que ningún “Zeppelin de plomo” podría elevarse. La banda grabó su primer disco con la famosa imagen del incendio del dirigible alemán LZ 129 Hindenburg, en 1937. El álbum, que la leyenda indica se grabó en sólo 15 horas, fue lanzado en 1969.
Los músicos rompieron pautas básicas en el esquema mercantil de la industria discográfica, al no hacer las rondas típicas por toda la estructura publicitaria de la radio y la televisión. Incluso desistieron de producir “sencillos”, los temas que invadían la programación radial para posicionar a la bandas y anticipando el lanzamiento del nuevo álbum. La banda ya hacía lo suyo con la naturalidad de los músicos experimentados, y estuvo lista para su primer disco en 1969 con el nombre del grupo como título. Colocó en lo alto Daze and Confused, éxito que se tornaría en clásico y que relaborarían mucho en vivo. Las famosas improvisaciones de sus conciertos extendían sus canciones por muchos minutos, algo bien captado en el devedé Led Zeppelin y el disco triple antológico How The West Has Won, ambos lanzados en 2003.
Como le pasó a muchos músicos que trascendieron el tiempo, la crítica no fue especialmente benigna con sus primeros pasos. Entre que eran sobrepasados por su accionar atronador, o porque sus letras no eran precisamente acabadas, las reseñas y comentarios de especialistas musicales los tundieron. Años después, la combinación lírica que Plant imprimía de la cultura celta, el blues, la poesía o la música y filosofía oriental, terminó por colocarlo como uno de los grandes autores de la música, siempre en combinación con Page, exactamente por los mismos medios que señalaban que no había futuro para ellos.
Nada ha sonado nunca como Led Zeppelin. Difícil de clasificar a partir de una sola canción, con un arranque sonoro que no admitía etiquetas simples, el grupo fue considerado de rock duro, para muchos era el verdadero padre del heavy metal. Sin embargo, su cadencia, aún en los más brutales embates con Bonham aporreando tambores, o en el solo más electrizante de Page, contenía un aroma musical exquisito, agolpado como una ola o calmo como burbuja envolvente, dependiendo de los impresionantes movimientos vocales de Plant.
El exceso y la turbulencia
Page fue siempre de saltos turbulentos. Su condición de hombre introvertido, como si él fuera el suave en el liderazgo del grupo respecto de Plant, no coincidía con su permanente experimentación en los conciertos al usar arcos de violín para disparar el sonido o guitarras dobles. Su experimentación en las consolas de edición, se extendió a la heroína o a la afición al ocultismo. El consumo de drogas fue su paso más peligroso, pero pudo dejar el consumo para concentrarse en su familia y la perpetuidad mercadológica de Zeppelin, afortunadamente. En 1977, la muerte de Karac, hijo de Plant, pareció terminar con la existencia de Led Zeppelin. Plant se retiró de la banda y su depresión lo llevó a estar con su familia en lugar de en los ensayos y las giras. Pudo recuperarse cobijado por su esposa, Maureen, y el apoyo de sus compañeros de grupo. La banda siguió con vida.
El solo de batería
John Bonham fue sin duda uno de los mejores bateristas de todos los tiempos. De los pioneros en poner timbales como parte de su arsenal básico de tambores, podía hacer prodigios que rebasaban el parco concepto de “solo de batería”. Trabajador de la construcción y superviviente de la clase obrera inglesa, el baterista se bebió la fama a grandes tragos. Ni en el peor de sus días perdió ritmo como bataco, pero el control de sustancias se le fue de las manos, liderando los excesos de un cuarteto famoso. En una sesión de ensayo en casa de Page, se ahogó y falleció mientras dormía. Como las hermandades que se firman con sangre, el zeppelin no podía mantenerse suspendido sin una de sus caras. El 4 de diciembre de 1980, la imponente banda anunció que no volaba más. Tras ella quedaron canciones que marcaron a seguidores y los músicos que les siguieron, como Rock and Roll, Black Dog, Whole Lotta Love, Kahsmir e Inmigrant Song.
Stairway to Heaven
Plant y Page se reunieron para una gira mundial en 1995 e invirtieron la ecuación con que signaban sus canciones. Se anunciaron como Page & Plant, a partir del disco No Quarter. La oportunidad de verlos juntos fue impactante y rebasó las expectativas de cualquier nostálgico. Los clásicos fundamentales atronaron en México en el Palacio de los Deportes (23 y 24 de septiembre de ese año). Un par de conciertos legendarios. Ambos se reunieron de nuevo en 1998 y en 2012 tocaron con John Paul Jones para el fantástico Celebration Day en Londres. Sin embargo, no quisieron reiterar sus encuentros como choteo y menos prometieron nuevas giras mundiales de Led Zeppelin. Hay quien cuida las formas, ellos cuidaron su historia.