Washington. La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) confirmó la compra del poderoso programa espía Pegasus, que fabrica NSO Group, cuyo abuso crónico para vigilar a periodistas, disidentes y activistas defensores de derechos humanos ha quedado establecido desde hace tiempo. La agencia indicó que su motivación fue “mantenernos al tanto de las tecnologías y los productos comerciales emergentes”.
La FBI explicó en un comunicado que obtuvo una licencia limitada de la firma israelí “solamente para probar y evaluar el producto”, y aseguró que no lo ha utilizado en operaciones ni para apoyar alguna de sus investigaciones.
Sin embargo, expertos se preguntaron por qué la agencia estadunidense necesitaría pagar por una herramienta notoria de espionaje que ha sido ampliamente estudiada por ciberdetectives en el interés público.
“Gastar millones de dólares para enriquecer a una compañía que se sabe facilitó de forma constante abusos extendidos a los derechos humanos, actividades posiblemente criminales y operaciones que amenazan incluso la seguridad de Estados Unidos es definitivamente preocupante”, sostuvo Ron Deibert, director de Citizen Lab, organismo vigilante de la Universidad de Toronto que ha expuesto decenas de hackeos de Pegasus desde 2016.
“Como mínimo, ésta parece ser una forma terriblemente contraproducente, irresponsable y mal concebida” de mantenerse al tanto de la tecnología de espionaje, señaló.
El portavoz de la FBI no reveló cuánto pagó la agencia a NSO Group por el software ni cuándo lo hizo. Pero el New York Times reportó la semana pasada que la agencia obtuvo una licencia para un año de pruebas por 5 millones de dólares en 2019. Ayer, el diario británico The Guardian, citando una fuente familiarizada con el acuerdo, indicó que la FBI pagó 4 millones de dólares para renovar la licencia, pero que nunca usó el spyware, el cual se infiltra en el teléfono celular del objetivo, ganando acceso a todas las comunicaciones y datos de ubicación, y lo convierte en un dispositivo de espionaje remoto.