Nueva York. Donald Trump y sus aliados políticos no ocultan que están dispuestos a promover un golpe de Estado para tomar el poder, con el ex presidente prometiendo que si vuelve a gobernar en 2024 perdonará a los cientos de arrestados que intentaron tomar por asalto el Capitolio hace poco más de un año, y confesó que su objetivo era “invalidar” la elección, mientras políticos republicanos exhortan a sus bases a “desconectar” la maquinaria electoral y llegar armados y listos a disparar en los próximos comicios, y por otro lado fiscales que investigan intentos para subvertir la elección anterior por parte de Trump han solicitado protección de la FBI después de que el ex presidente invitó a sus fanáticos a atacarlos.
Las investigaciones de Trump, sus familiares y aliados más cercanos proceden ante el Comité Selecto sobre el 6 de enero en la Cámara de Representantes, con nuevos testigos revelando nuevos detalles sobre las dimensiones y coordinación del asalto al Capitolio, y algunos legisladores y analistas concluyen que esa acción fue la culminación de parte de un esfuerzo de semanas para anular la elección y prolongar el gobierno de Trump con medidas de emergencia; o sea, un golpe de Estado.
El sábado, cerca de Houston, Trump repitió lo que sus críticos han bautizado como “la gran mentira” de que él ganó la elección presidencial y que su contrincante Joe Biden se la “robó” por medio de un fraude. Ahí fue donde el ex presidente por primera vez declaró que si es relecto en 2024 indultará a los cientos de arrestados (van más de 725) por el asalto al Capitolio. En ese mismo mitin, denunció las investigaciones en su contra en el Congreso y otras por fiscales.
En obvia referencia a estas últimas, instó a sus seguidores a realizar grandes manifestaciones contra estos esfuerzos encabezados por “fiscales radicales… viles…y racistas… gente horrible… están mentalmente enfermos”, mencionando tres sitios: Georgia, Washington y Nueva York. Son justo en esas entidades donde fiscales proceden con investigaciones contra el ex presidente.
La fiscal del condado de Fulton, en Georgia, Fani Willis solicitó a la FBI realizar una evaluación de riesgo del tribunal en Atlanta, donde tiene sus oficinas, y pidió recursos de protección, que incluyan inteligencia y agentes federales, a raíz de declaraciones “alarmantes” de Trump en un mitin político el sábado, donde denunció varias investigaciones en su contra, incluida la de ella, al acusar que todos cometían una mala conducta”, reportaron Ap y Axios.
Algunos se preguntaron por qué usó la palabra “racista”. Un observador, Will Bunch, del Philadelphia Inquirer, señaló que era una palabra dirigida a supremacistas blancos, ya que tres de los fiscales que investigan a Trump, Willis en Atlanta, Alvin Bragg en Manhattan y Letitia James, fiscal general del estado de Nueva York, así como el presidente del Comité Selecto Benny Thompson, son todos afroestadunidenses.
En una declaración enviada el domingo, Trump denunció esfuerzos para fortalecer el proceso electoral, y en ese contexto recuerda que su vicepresidente, Mike Pence, tenía el derecho de cambiar el resultado final de la elección y que “desafortunadamente no ejerció ese poder. ¡Podía haber invalidado la eleccion!”
Muchos analistas y políticos comentaron que una vez más Trump estaba confesando que deseaba una especie de golpe interrumpiendo el proceso electoral y anulando sus resultados. “Dijo en voz alta la parte silenciosa. Trump aquí admite y hasta elogió lo que deseaba que hiciera Mike Pence”, señaló el comentarista conservador Bill Kristol.
La diputada federal Liz Cheney, una de los dos integrantes republicanos del Comité Selecto que investiga el asalto al Capitolio, al comentar sobre la declaración de Trump, acusó que el ex presidente “usa lenguaje que sabe que causó la violencia del 6 de enero, sugiere que indultará a los detenidos, algunos de los cuales han sido acusados de conspiración sediciosa, amenaza a fiscales y admite que estaba intentando invalidar la elección. Lo haría todo de nuevo si se le presenta la oportunidad”.
Mientras, políticos aliados de Trump siguen amenazando con interrumpir procesos electorales. El candidato republicano a gobernador de Michigan, Ryan D. Kelley, pidió a sus colaboradores que vigilarán casillas que “desconecten” máquinas de tabulación de votos si sospechan fraude en la elección de 2022; “si ven algo que no les guste”. Un aspirante al Senado estatal, Mike Detmer, amigo de Kelley, se atrevió a decir: “necesitamos estar preparados” para “cargar y disparar”… “lleguen armados”.
Todo esto está buscando tensiones en el clima político, con un ex presidente que promete indultar a sus seguidores que tomaron por asalto el Capitolio, amenazar una vez más a su ex vicepresidente, su llamado a protestas masivas si él es formalmente acusado por fiscales, el hecho de que, efectivamente, admitió que buscaba revertir la elección de 2020, la continua invitación a interrumpir procesos electorales y la amenaza de violencia armada por sus aliados políticos.
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