Ciudad de México. La reforma eléctrica propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador tirará todos los esfuerzos para reducir la huella de carbono y dejará inalcanzable, ya de por si las difíciles metas, bajo el Acuerdo de París.
Así lo garantizó Odracir Barquera, director general de Planeación del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), quien citó un estudio del Laboratorio Nacional de Energía de Estados Unidos, dependencia del Departamento de Energía de dicho país, en el que revela que de aprobarse la reforma eléctrica se estaría incrementando en 62.5 por ciento las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y tendría 65 por ciento más emisiones contaminantes de las que ya están comprometidos internacionalmente bajo la Acuerdo de París.
“México está comprometido de aquí a 2030 a bajar sólo por generación eléctrica 31 por ciento de emisiones y México se estaría dirigiendo hacia el otro lado. Con ello no hay manera de que se puedan alcanzar las metas, ya de por sí están difíciles, esto llevaría totalmente al país para atrás y no había dinero que alcance.
“La Comisión Federal de Electricidad (CFE) no tiene capacidad para invertir en infraestructura y se necesitan en los siguientes 10 años 840 mil millones de pesos para poder alcanzar las metas que tenemos con el Acuerdo de París. No habría forma y tumbaría todo el esfuerzo”, advirtió Barquera.
Durante la mesa redonda: “Inversión Sostenible”, organizada por la Bolsa Institucional de Valores (Biva) y BlackRock, el representante del CCE afirmó que con base en las estimaciones del estudio estadunidense, la reforma eléctrica va a tumbar los pequeños esfuerzos para disminuir la huella de carbono, con el objetivo de alcanzar un carbono neutro.
Para Joel Muñiz, socio y senior parthner de Boston Consulting Group (BCG), México está en la etapa inicial de la promoción y adopción de las inversiones sostenibles, y las mesas de trabajo han hecho un gran esfuerzo para generar conciencia no solo de un bienestar ambiental, sino un desarrollo económico.
Las empresas pueden calcular tres tipos de emisiones según su alcance: directas (procesos de combustión y flota de vehículos propios); indirectas (consumo de electricidad) y las generadas por sus proveedores.
Muñiz explicó que hay retos de múltiples dimensiones, por un lado hay que generar la oferta adecuada desde el punto de vista de inversiones sostenibles en el mercado y generar la demanda también, la adecuada.
Desde el punto de vista de la oferta, las empresas se están dando cuenta que el mercado les está empezando a exigir cada vez más cumplimiento con los principios y los valores que ellos están creando.
“Ahorita las empresas se están enfocando en el cumplimiento del plan, principalmente, de la energía que se consume desde el punto de vista de sustentabilidad ambiental. El reto más grande que viene es la integración de las cadenas de valor. Cómo una empresa puede asegurar que sus proveedores y toda la cadena productiva que viene detrás están realmente destacados en el cumplimiento sostenible”, precisó Muñoz.
Ejemplo, si una empresa está comprando trigo o maíz, cómo se sabe cuál es el impacto que está generando en el medio ambiente y en la sociedad, la producción de trigo de una u otra forma; si empieza a implementar temas de agricultura regenerativa, en vez de agricultura tradicional.