Como tantas otras promesas, el régimen neoliberal incumplió tajantemente la relativa a que los mexicanos contarían con una banca “democratizada” –vía reprivatización para los amigos– y “ejemplo de competencia entre las instituciones” participantes en el mercado, siempre con el objetivo, pregonaban, de que los usuarios tuvieran “mayores oportunidades de elección” y “fácil acceso al crédito barato”. En los hechos, tras poco más de dos décadas de privatización, el régimen neoliberal sólo consolidó el oligopolio financiero existente antes de la expropiación de 1982 y a estas alturas los mexicanos, en su mayoría, no tienen acceso al crédito (salvo al consumo y con intereses escalofriantes) y cuando milagrosamente lo consiguen es con réditos exorbitantes.
No es gratuito que la banca que opera en el país (la mayoría extranjera) reporte un volumen de ganancias sin parangón, pese a la pandemia o, tal vez, gracias a ella, a lo largo de la cual se ha embolsado cerca de 320 mil millones de pesos (2020-2021). Con todo, instituciones financieras como Citigroup (Banamex) deciden vender la “parte pobre” del suculento negocio para centrarse en el “segmento más lucrativo”.
La Comisión Nacional Bancaria y de Valores divulgó ayer los resultados financieros (año 2021) de la banca que opera en el país y entre ellos sobresale el relativo a las utilidades netas, limpias de polvo y paja: 182 mil millones de pesos, o si se prefiere 498.63 millones diarios (poco más de 20 millones por hora), incluidos sábados, domingos y días festivos. Ello, a pesar de que en el periodo de referencia la captación total de la banca se redujo 2.8 por ciento anual en términos reales, los activos totales 7.8 por ciento y la cartera de crédito vigente 2 por ciento. Eso sí, el crédito al consumo se incrementó 1.4 por ciento.
Eso sí, lo que no deja de aumentar (cuya carga es íntegramente pagada por los mexicanos, también por decisión del régimen neoliberal) es el saldo del Fobaproa-IPAB: mientras sólo en 2021 los bancos acumularon 182 mil millones de pesos en utilidades netas (equivalentes a las obtenidas en todo el sexenio de Vicente Fox), dicho saldo se incrementó en alrededor de 25 mil millones, con todo y que el presupuesto federal aprobado por la Cámara de Diputados para ese año destinó cerca de 40 mil millones para “amortizar pasivos” del “rescate”, pero éstos, al cierre de diciembre pasado, acumularon 994 mil millones, en un circuito por demás perverso en el que unos siempre ganan y otros siempre pierden. 26 años pagando y el saldo no cede.
La banca (50 instituciones registradas en el país) obtuvo en un solo año 182 mil millones de pesos en utilidades netas, pero el reparto del pastel nada tiene que ver con la equidad: de ese monto, 70 por ciento (cerca de 127 mil millones) se quedó en tres instituciones financieras (la española BBVA, con 60 mil 255 millones; Banorte, con 26 mil 86 millones; y la trasnacional Citigroup, por medio de Banamex, con 22 mil 396 millones. En un segundo escalón se ubican otra trasnacional española, Santander (18 mil 67 millones) e Inbursa, de Carlos Slim (13 mil 93).
Si se suman las utilidades de esos cinco bancos, entonces 77.5 por ciento de las ganancias netas se queda en ellas. He ahí un ejemplo de la “competencia” –marca oligopolio– en uno de los muchísimos negocios armados por el régimen neoliberal. Sin embargo, a estas alturas otros beneficiarios no pueden decir lo mismo. Es el caso de la trasnacional española Iberdrola, a la que, más allá de que en su país de origen la acusan de todo tipo de tropelías, en México se le acabó la impunidad que los gobiernos neoliberales –desde tiempos de Salinas– le garantizaron.
Ayer venció el permiso de generación de Iberdrola Monterrey, por lo que la CFE comenzará a suministrar energía a más de 400 empresas que aún son abastecidas (ilegalmente) por la trasnacional. El presidente López Obrador ha señalado que no se renovará el contrato de interconexión bajo el modelo de autoabastecimiento, un mercado paralelo en el que los consorcios simulan tener permisionarios para vender electricidad sin pagar el costo real del transporte (porteo). Además, reciben más de 56 mil millones de pesos en subsidios.
Las rebanadas del pastel
En el cuento de nunca acabar, el caso de Ricardo Anaya se asemeja al de otro impresentable: Emilio Lozoya. No vaya a ser que al pollito en fuga también lo agarren en un restaurante de lujo.