El fin de semana pasado, Morena, el partido con mayor aceptación entre la gente, según las encuestas, perdió la oportunidad de convertirse en un organismo con rumbo e idea para dejar de ser un ente ideológicamente gelatinoso, con timón, pero sin velas.
Era muy fácil, sólo había que definir su identidad y despojarse de las rémoras que le harán muy difícil, en adelante, su identificación –la del partido– con la gente.
Plantear la expulsión de Ricardo Monreal del partido era un asunto de definición. No era un tema poco riesgoso. La reacción, por ejemplo, de los senadores que ahora lo acompañan sería sin duda virulenta y algunas leyes podrían correr el riesgo de no ser aprobadas, en un contrataque que confirmaría el verdadero modo de pensar de Monreal y los suyos.
Sí, era arriesgar mucho, pero la decisión tendrá que tomarse tarde o temprano. El puñal de la traición ya lo ha mostrado el de Zacatecas y sólo que no se quiera entender Morena quedará convertido en la caricatura del PRD. Sólo será cuestión de tiempo.
No se trata de la fuerza que se supone puede tener el senador –los chuchos se decían mayoría en el PRD y se quedaron solos–, sino de los sistemas de control que logre manipular en las asambleas partidistas, como pasó con los amarillos, que ganaban esas asambleas, pero perdían militantes.
Su influencia dentro del partido es ahora casi nula; hay quien dice que tiene más simpatizantes en Movimiento Ciudadano que en Morena, pero su ubicación en el Senado, sus discrepancias con las principales líneas de dirección en Morena y sus acuerdos con la oposición lo colocan ya como un enemigo de la 4T.
Esto no ha pasado inadvertido para quienes ven la política del país desde el otro lado la barrera, y es parte del análisis que las fuerzas no partidistas de la derecha, que hasta ahora no encuentran a ningún personaje que pudiera representarlos, han empezado a construir. En ese análisis ya se habla de Monreal como parte de la oposición.
Así, el nombre del de Zacatecas ya está en sus planes. Saben que no tiene la oportunidad de competir con cualquiera de los posibles candidatos de Morena, pero quieren utilizarlo de cualquier forma para menoscabar la fuerza electoral que podría manifestarse a favor de ese partido, por lo que si bien le darán su apoyo para combatir a quien Morena designe como su candidato a la Presidencia, en su momento modificarán el rumbo para colocarlo como su hombre para la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Sí, algunos personeros de la misma derecha –que no necesariamente son parte de los grandes grupos empresariales– han caído en la cuenta de que Monreal –hasta ahora el chucho de Morena– ya no cuenta con el apoyo de los personajes importantes de ese partido y esperan, porfiadamente, a que lo expulsen para atacar con argumentos a sus supuestos verdugos.
Es cierto, la derecha trabaja con la idea de convertir a Monreal en su candidato. Aunque se han cuidado las formas, hay quien asegura que “las cosas se van platicando” entre la derecha y las dirigencias partidistas que comunican a Monreal sus intenciones. Esto se sabe en Morena, pero si junto con todo lo demás sostienen al zacatecano, los liderazgos tendrán que cargar con la culpa de la muerte amarilla para Morena.
De pasadita
Y ya que andamos por los lares de la iniciativa privada, déjenme platicarles que entre las filas de los del poder económico había bastante disgusto por un tuit que llegó a las redes, en el que José Antonio Fernández, jefe en FEMSA, ataca al presidente López Obrador.
Quien quiso escuchar supo casi de inmediato que el tuit era de hace dos años y nada que ver con la actualidad. Hay quien sigue apostando al odio.