Perú. Los brigadistas limpiaban afanosamente ayer tres reservas naturales donde anidan aves marinas, y una veintena de playas de la costa central de Perú, las cuales sufrieron un daño “irreparable” por el derrame de casi 12 mil barriles de crudo hace dos semanas desde una refinería de la petrolera española Repsol, que minimizó el daño y es sospechosa de encubrimiento.
“En realidad, este es una tragedia ecológica irreparable”, declaró el jefe de la Reserva Nacional de Islas, Islotes y Puntas Guaneras, Óscar García, durante una inspección a la playa Cavero en Ventanilla, 20 kilómetros al norte de Lima.
El derrame del 15 de enero, calificado como “desastre ecológico” por el gobierno peruano, ocurrió mientras el buque tanque Mare Doricum, de bandera italiana, descargaba en la refinería de La Pampilla en Ventanilla, 30 kilómetros al norte de Lima, de propiedad de la española Repsol. La empresa atribuyó el accidente al oleaje causado por la erupción volcánica en Tonga.
“Estas áreas protegidas son lugares de bancos naturales (de peces y mariscos). Si estos residuos de petróleo llegan (al fondo marino) se van a contaminar y se van a perder más especies”, advirtió García. La mancha negra de crudo fue arrastrada por las corrientes marinas hacia el norte hasta unos 140 kilómetros de la refinería, según la fiscalía, provocando la muerte de una cantidad indeterminada de peces, aves y mamíferos marinos.
“Tenemos registro de 170 aves muertas en los islotes de las reservas naturales” hasta el viernes, afirmó Deyvis Huamán, responsable del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp).
“La nutria es una especie en peligro y si mueren ejemplares por efectos de la contaminación del petróleo, se podría hablar de una extinción local”, agregó.
Además de las Islas Guaneras, situadas en la provincia del Callao, donde se encuentra la refinería, resultaron afectadas más al norte la Zona Reservada de Ancón, y la de Punta Salinas, que se ubica a 100 kilómetros de la planta.
Provistos de binoculares, especialistas de Sernanp recorren en una pequeña embarcación la costa de las reservas naturales para rescatar a las aves que “perdieron su impermeabilidad” de plumaje, deshidratadas y con hipotermia al quedar empapadas del hidrocarburo.
Entre los alados, el guanay y el pelícano sufrieron el mayor impacto por el derrame, explicó García.
Las aves rescatadas, entre ellas pingüinos de Humboldt en extinción, son llevadas al zoológico del Parque de Las Leyendas en Lima. Allí las atienden veterinarios, que las limpian con jabones especiales, las hidratan y, en algunos casos, les dan medicamentos.
La justicia peruana prohibió el viernes salir del país por 18 meses a cuatro directivos de la petrolera española Repsol y ordenó la incautación del buque tanque involucrado, que permanece fondeado a seis millas del puerto del Callao, contiguo a Lima.
Uno de los afectados con la medida judicial es el presidente de Repsol Perú, el español Jaime Fernández-Cuesta Luca de Tena, quien en la única entrevista que ha ofrecido tras el derrame buscó minimizar el daño ambiental.
“No hay nada que no se pueda corregir o arreglar medioambientalmente”, declaró
Los otros empleados con orden de arraigo son los peruanos Renzo Alejandro Tejada Mackenzie, jefe del terminal marítimo 2 de la refinería La Pampilla; Gisela Cecilia Posadas, gerente de calidad y medio ambiente, y José Gregorio Reyes Ruiz, gerente de Seguridad.
Fernández-Cuesta es investigado judicialmente en calidad de “autor” y los otros tres como “cómplices” y pueden enfrentar penas de entre cuatro y seis años de prisión.
“Al parecer se ha escondido información o no se ha dicho la verdad en su debido momento”, afirmó el fiscal Ariel Tapia, que dirige la investigación del derrame, tras visitar el buque el viernes e interrogar a su capitán.