Monterrey, NL., La exploración de fosas clandestinas efectuadas por las autoridades locales son “bruscas y rudimentarias”, lo que puede ocasionar pérdida de evidencia valiosa, reprochó el colectivo Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (Fundenl).
En entrevista, integrantes de la organización denunciaron que en el sitio conocido como El Tubo, en el municipio de Hidalgo, donde actualmente se hacen rastreos, los peritos revuelven la tierra sin cuidado alguno.
“Alcanzamos a observar que el proceso de recuperación aparenta ser brusco y rudimentario; son extraídos algunos materiales revueltos en lodo”, explicaron.
Añadieron que esto provoca confusiones, como sucedió el pasado 3 de enero, cuando Diego Alanís, jefe de peritos, les informó que habían sido detectados restos óseos, lo que, dijeron, fue corroborado tres días después por una antropóloga y arqueóloga de la Comisión Nacional de Búsqueda; no obstante, el 7 de enero les aclararon que en realidad se trataba de partes de un neumático.
Además, los miembros del Fundenl puntualizaron que aunque la Fiscalía General de Justicia del Estado y la Comisión Local de Búsqueda aseguran que han realizado labores en El Tubo durante 26 días, solamente han trabajado cinco días completos y dos de manera parcial porque se suspendieron en tres ocasiones.
Indicaron que no se les ha presentado el plan de intervención; además, “la negativa a observar y documentar directamente los trabajos, así como aportar peritos independientes; el manejo confuso de la información sin documentos que la respalde y las continuas suspensiones han hecho revictimizante y carente de transparencia este proceso”.
En tanto, a partir de información obtenida durante interrogatorios a presuntos integrantes del crimen organizado, elementos de la fiscalía estatal, la Guardia Nacional y Fuerza Civil iniciaron el miércoles la búsqueda de restos humanos en un terreno baldío ubicado en el municipio de Escobedo, donde han sido halladas tres persona sin vida.
La investigación sitio se deriva de datos proporcionados por Alán Ervey J., alias El Cano o Comandante Cano, a quien se identifica como líder del cártel de Sinaloa.