Melbourne. Ashleigh Barty, número uno del tenis mundial, prosiguió su ritmo endiablado para aplastar 6-1 y 6-3 a Madison Keys para alcanzar la final del Abierto de Australia y convertirse en la primera jugadora local en lograrlo en 42 años; se medirá con la estadunidense Danielle Collins, sorprendente ganadora ante la polaca Iga Swiatek.
Como el resto de rivales de la favorita a conquistar el primer Grand Slam del año, Keys se dio de bruces ante una Barty que sólo precisó de 62 minutos para sellar su pase a la final por 6-1 y 6-3.
“Va a ser espectacular”, promete Collins, de 28 años, antes de su primera final de Grand Slam, luego de vencer 6-4 y 6-1 a Swiatek.
“Tengo muchas ganas de estar ahí”, asegura Barty, de 25 años, quien parte como gran favorita en su primera final en Melbourne.
No en vano mostró una superioridad arrolladora ante sus seis primeras rivales del torneo. Ni una sola logró arrebatarle un set, ni más de cuatro juegos en una misma manga (Amanda Anisimova en octavos). La propia jugadora estadunidense la obligó a emplearse 1 hora y 14 minutos, mientras de todas las demás se deshizo entre 52 y 63 minutos de juego.
“Me encuentro muy bien en mis servicios. Tengo una gran confianza en mi juego”, confesó Barty.
El sábado, será la volcánica Danielle Collins a la que habrá que “neutralizar”, como ella dice.
Una jugadora que despliega una agresividad a raudales sobre la pista, que ni siquiera se sienta en los cambios de lado porque tiene la impresión de que “no tiene tiempo” y sí una determinación férrea.
“Tantas jugadoras han conquistado títulos de Grand Slam estos últimos años cuando no se contaba con ello, que eso da esperanza a todas. Yo utilizo esa mentalidad para dar lo mejor de mí misma”, explicó.
Todo ello enmarcado en un regreso al primer plano después de unos problemas de salud que parecen solucionados tras operarse para tratar una endometriosis.
Sobre la pista es la velocidad de sus golpes lo que sorprende: “Nunca tuve que jugar una bola tan rápida en un partido”, reconoció su víctima, Swiatek (9ª).
“Pasé muchísimo tiempo en gimnasio para levantar pesos, trabajar la potencia y la velocidad. Ahora siento que soy capaz, sobre la pista, de usar todo esto en mi tenis, emplear mis piernas y mi fuerza de rotación para golpear fuerste”, explicó la jugadora apodada Danimal.
Nick Kyrgios y Thanasi Kokkinakis, apodados Especial K, aseguraron otra final australiana en los dobles masculinos tras imponerse 7-6 (4) y 6-4 a los terceros preclasificados, el español Marcel Granollers y el argentino Horacio Zeballos, en un estadio Rod Laver casi a plena capacidad.