Por alguna extraña razón poco definida (acuñada seguramente por músicos posteriores con mucho ego), la narrativa que circula desde los años 90 (y quizá desde los 70), respecto de los pioneros del rock & roll en México de fines de los años 50 e inicios de los 60, es en esencia que “tienen poco mérito”, pues “sólo hacían covers, además de ser ñoños y no ser transgresores”. Como si el “verdadero” rock mexicano partiera de la camada Avandaresca, porque “ellos sí tocaban bien macizo”. Sin embargo, la realidad histórica demuestra que tal descrédito está basado en injustos mitos, asumidos por muchos sin investigar bien ni entender la trascendencia de aquellos adolescentes que por primera vez en nuestro país tuvieron la osadía de forjar, con pocos ejemplos juveniles (aún no impactaban los Beatles), agrupaciones creadoras de rock en español que, de no haber abierto tal puerta, la historia de dicho género aquí difícilmente habría sido posible tal y como la conocemos.
En principio, es falso que iniciaran sólo haciendo covers: la primera banda que grabó un disco de rock & roll, y además en español, en México, Los Locos del Ritmo (Rock!, 1958) ofrecía seis temas originales (de 12 https://bit.ly/3g1rWkn), entre los cuales Yo no soy un rebelde y Tus ojos se volvieron himnos inmortales. Y si bien es cierto que hacían covers, era porque al ser una novedad el rock & roll, se le creía pasajero y las disqueras pedían hacer versiones en español de éxitos probados en inglés, por temor al fracaso comercial, amén de que no existían productores especializados para que las grabaciones sonaran más profesionales de lo que resultaron. Con todo, lo asombroso y bello es que estos chamacos, todos menores de edad al ser firmados (los citados Locos, los Rebeldes del Rock y los Teen Tops, principales iniciadores), portaban una intuición bárbara y una energía innata tales que, a pesar de no ser virtuosos, conectaron con el público joven de entonces, pues hablaban el mismo idioma tanto lingüístico como referencial y cultural. Al estallar exitosamente en la radio, desplazaron al mambo, al cha cha chá y las orquestas de salón, a pesar de ser atacados por éstas como de “baja calidad”, desde su orgullo de músicos de academia.
Reivindicación narrativa
Pieza crucial de esta historia es Rafael Acosta, fundador original de los Locos… (formados en principio, entre otros, por Pepe Negrete y el guitarrista Jesús González, autor de Yo no soy...), quien más que ser tan sólo el baterista, efectuó acciones clave para que el grupo trascendiera más allá de la Prepa 4 y las fiestas caseras (como más adelante aquí se relatará), y para que tuviera un sonido diferente, distintivo, de calidad, nada ñoño (también aquí lo describirá).
Con 80 años, autor de la nombrada y célebre Tus ojos (hoy día con más de 60 versiones, entre ellas, una de José José, otra de El Buki), Acosta nunca ha dejado de estar en activo como ejecutante, compositor y productor, además de ser un incansable promotor de la historia y repertorio de Los Locos...: con testimonios y actuaciones, es quien más ha ayudado a mantener viva la leyenda del grupo. Y parte de esta labor es el libro de producción autónoma El Rebelde; nace el rock & roll en español (a presentarse la semana entrante; detalles más abajo), primera de varias partes de una autobiografía indispensable para quienes aman documentarse sobre el origen del rock en México, en la que comparte de forma muy divertida, detalles que revelan cómo sin su pasión desaforada, la historia habría sido muy otra.
Rebeldes y molestos
En entrevista, Acosta expresa, a propósito del título, que le apodaban El Rebelde no sólo porque desde niño desafiaba a la autoridad paterna y escolar, sino por inspiración del filme Rebelde sin causa. ¿Contra qué se rebelaban al armar grupos de rock como el suyo? Abunda: “Primero lo armamos sólo porque nos gustaba mucho el rock & roll. Lo oí primero en la radio: Elvis Presley, Little Richard, Bill Haley, pero fui más allá gracias a que mi madre me regaló un radio de galena con el cual pude oír en una emisora del sur de Estados Unidos muchos artistas que tocaban música maravillosa, aquí desconocida. Lo ‘rebelde’ quizás estaba en que antes de eso, la música era homogénea y a los jóvenes nos tenía que gustar lo mismo que a los adultos; no había alternativas. Con el rock & roll al fin teníamos una expresión propia. Pero no nos bastó con oírla y disfrutarla, ¡también queríamos tocarla! Esta música representó una molestia para los adultos y los músicos estudiados, sin proponérnoslo, pues sonaba alocada, fuera de lo establecido y lo entendido como las ‘buenas formas’” (la entrevista continuará en la siguiente entrega).
El libro será presentado este jueves 3 de febrero, con invitados de lujo: Rubén Albarrán (Café Tacvba) y el destacado periodista David Cortés; también estará su servidora. Pulquería Insurgentes (Insurgentes Sur 226, Roma; terraza abierta), 19:30 horas, entrada libre.
Twitter: patipenaloza