Londres. Boris Johnson escuchó ayer en el Parlamento británico nuevos llamados a dimitir, ante la inminente publicación de un informe sobre las fiestas celebradas en Downing Street durante los confinamientos por el covid-19, cuyas conclusiones podrían desencadenar una demoledora moción de censura.
El líder de la oposición laborista, Keir Starmer, acusó al controvertido gobernante de haber mentido a la cámara cuando negó las fiestas y argumentó que ello debería provocar su renuncia.
Al reclamo se sumó el diputado Ian Blackford, del Partido Nacional Escocés, que reprochó a Johnson ser “investigado por la policía por violar sus propias leyes”.
Scotland Yard anunció antier que examina posibles delitos en relación con encuentros sociales celebrados en Downing Street.
Johnson, conocido por su talento para el escapismo político, se escudó en que la pesquisa está en curso para eludir la cuestión y en su lugar defendió con uñas y dientes su labor contra el covid-19 y frente a una eventual invasión rusa de Ucrania.
Sin embargo, pende sobre su cabeza la inminente publicación de un informe interno sobre dichas fiestas, encargado por él mismo a principios de diciembre, cuando el escándalo era aún incipiente y no lo señalaba directamente.
Desde entonces, obligado por un goteo incesante de filtraciones en la prensa, el premier tuvo que admitir haber participado en algunas de esas reuniones, aunque esforzándose por eludir responsabilidades.
A raíz de las pesquisas policiales, Downing Street anunció la suspensión de la investigación interna, encargada a la funcionaria Sue Gray para no interferir.
Más tarde, en un ambiente de gran confusión, aclaró que parte de un informe podría publicarse.
Ayer por la tarde, Gray no había entregado aún sus conclusiones y los diputados se fueron a casa, por lo que la espera se prolongará hasta hoy, o tal vez a la próxima semana.
“No necesitamos el informe de Sue Gray para saber que Johnson debe irse”, escribió Angela Rayner, número dos del Partido Laborista, en un artículo de opinión.
Johnson, de 57 años, llegó triunfalmente al poder en 2019 con la promesa de llevar a término el Brexit.