Londonderry. Medio siglo después del Domingo Sangriento, Irlanda del Norte conmemora este domingo en un contexto de tensión uno de los episodios más sangrientos del conflicto que durante tres décadas opuso a republicanos católicos y unionistas protestantes en esta región británica.
Para John Kelly, cuyo hermano Michael murió por los disparos de un soldado británico durante la manifestación del 30 de enero de 1972 en Derry, como los republicanos prefieren llamar a la ciudad de Londonderry, este aniversario marca "un hito importante en el camino que hemos recorrido durante todos estos años".
El domingo por la mañana, marchará como lo hizo con su hermano hace 50 años, antes de que lo mataran con 17 años. Aquel día, los paracaidistas británicos abrieron fuego contra una manifestación católica pacífica y dejaron 13 muertos. Una 14ª persona que falleció meses más tarde es a menudo contada entre las víctimas.
Michael era un adolescente "tranquilo", "lleno de vida" y "bromista", respetuoso con sus padres, que había pedido permiso para ir a la manifestación por los derechos civiles de los católicos, explica Kelly, que trabaja en el museo Free Derry.
También era un amante del chocolate, para el que su madre compró ese día una barrita Mars, que John atesora desde entonces.
El episodio, inmortalizado por U2 en la canción "Sunday Bloody Sunday", sigue siendo uno de los más dramáticos del conflicto que, hasta el acuerdo de paz de 1998, enfrentó a los republicanos partidarios de la reunificación con la vecina República de Irlanda y a los unionistas férreamente apegados a su pertenencia a la corona británica, con la implicación del ejército británico.
En aquel momento, el ejército británico afirmó que los paracaidistas habían respondido al fuego de los "terroristas" del IRA (Ejército Republicano Irlandés).
A pesar de todos los testimonios que contradecían esta versión, recién en 2010 se reconoció oficialmente la inocencia de las víctimas, algunas de las cuales recibieron disparos en la espalda o incluso estando en el suelo, mientras agitaban un pañuelo blanco.