Ciudad de México. Las transferencias monetarias a través de programas sociales evitaron que 2.5 millones de personas en México cayeran en la pobreza con el inicio de la crisis por coronavirus; el aumento del gasto para dicho fin mitigó “en cierta medida, el impacto negativo de la pandemia en el empleo, las ventas minoristas y la pobreza laboral”, reportó el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Sin embargo, las vulnerabilidades sociales aumentaron con la pandemia y acarrearán un efecto agudo entre la población de menores recursos; por ello, se requiere “un mayor gasto mayor y más eficiente en programas sociales, educación y salud” para “reducir las brechas económicas, mitigar las cicatrices económicas de la pandemia y fomentar una recuperación inclusiva”, amplió el organismo.
“México ha sufrido durante mucho tiempo una alta pobreza y exclusión social”, resumió Swarnali Ahmed Hannan, economista del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI. Antes de la Covid-19, las tasas de pobreza en México se habían mantenido “históricamente altas”, con algunas variaciones entre regiones.
En 2018, cerca del 42 por ciento de la población mexicana vivía en la pobreza, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Incluso en Oaxaca, Veracruz, Morelos, Tamaulipas, Colima, Ciudad de México y Sonora el porcentaje de habitantes en esa condición era más alto que una década atrás, en 2008.
De acuerdo con el FMI “es probable que la Covid-19 haya exacerbado estos problemas”, pero un aumento en el gasto en programas sociales desde 2019 “ayudó a amortiguar el impacto de la pandemia hasta cierto punto”, sobre todo en el empleo, las ventas minoristas y la pobreza laboral (el porcentaje de población con ingresos laborales inferiores al costo de la canasta de alimentos).
Al final, los programas sociales no impidieron que la tasa de pobreza aumentara de 41.9 por ciento a 43.9 por ciento entre 2018 y 2020. Sin embargo, sin ellos este indicador se hubiera disparado a 45.9 por ciento, recupera el FMI de estimados del Coneval. “En otras palabras, las transferencias sociales evitaron que otros 2.5 millones de personas cayeran en la pobreza”, pero no impidieron que 2.5 millones sí lo hicieran.
Adicionalmente, se disparó 12 puntos porcentuales la población sin acceso a los servicios de salud, otra cara de la limitada protección social de México. El FMI consigna que 40 por ciento de los hogares con niños, niñas o adolescentes no tenía acceso a este tipo de cobertura antes de la pandemia, porcentaje superior al promedio latinoamericano. A dicho factor se suma un gasto en salud pública y educación menor al promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
En este sentido, el FMI recomendó aumentar el presupuesto social con el respaldo de una reforma tributaria “en el mediano plazo”, la cual podría financiar un gasto de alrededor del 2 por ciento del producto interno bruto en programas sociales, educación y salud, y de uno por ciento en infraestructura y otras inversiones públicas.