“Hay Presidente” para consumar los cambios y la transformación de México, resaltó Andrés Manuel López Obrador al retornar ayer a Palacio Nacional, luego de que le practicaron un proceso de cateterismo cardiaco en el Hospital Central Militar. “Estoy muy tranquilo, muy contento”, expresó desde su oficina, y reveló que de todas formas tiene ya “un testamento político” para garantizar la gobernabilidad del país.
“Afortunadamente no será necesario”, dijo, porque sus médicos, después de constatar que sus arterias no están obstruidas, le autorizaron hacer su vida normal y puede “aplicarse a fondo” para consumar la transformación del país.
El presidente López Obrador pasó la noche del viernes en el Hospital Militar y, en medio de gran expectación, poco antes de las 11 de la mañana regresó a Palacio Nacional. Antes del mediodía dio a conocer un mensaje a la población en sus redes sociales.
En ese video informó que el cateterismo que se le practicó la víspera estaba programado desde que comenzó 2022, pero se retrasó porque se contagió de covid-19.
Relató lo que ocurrió la tarde del viernes: “Llegué al hospital, me hidrataron, me intervinieron luego con el cateterismo y encontraron que mis arterias están bien, sin obstrucción”. El Ejecutivo federal detalló que incluso no fue necesario que le colocaran un stent coronario (una prótesis que se usa para que no se cierren las arterias), por lo cual el proceso sólo llevó media hora y pasó la noche en el hospital.
En ese mensaje que dirigió desde su oficina en Palacio Nacional a los mexicanos, López Obrador agregó sonriente: “Tengo unas ganas de regresar a las giras y esto me estaba deteniendo”, pero ya con el aval médico, vamos para adelante, “hay Presidente para un tiempo, el necesario, el indispensable, el básico para llevar a cabo los cambios, la transformación. Muchas gracias a todas, a todos ustedes porque siempre se preocupan”.
Resaltó que su gobierno ha avanzado bastante. “Creo que ya sentamos las bases para la transformación, sobre todo que ya no se permita la corrupción, desterrar la corrupción de México y que se voltee a ver a los pobres, a la gente humilde. Yo creo que eso ya está internalizado. No a la corrupción y sí al amor al prójimo, sí a la justicia, sí a la fraternidad”.
Confió en que continuará gobernando los tres años que le faltan, si así lo decide el pueblo de México, para entregar la banda presidencial a finales de septiembre de 2024, y cumplir con todo lo que todavía está en proceso, pero, advirtió, debe tomar en cuenta todas las posibilidades y garantizar la gobernabilidad del país.
López Obrador hizo notar que no puede actuar de forma irresponsable, ni gobernar un país en un proceso de transformación sin tomar en cuenta su historial médico. “Con estos antecedentes del infarto, la hipertensión, mi trabajo que es intenso”, no es posible, recalcó, no considerar “la posibilidad de una pérdida de mi vida”.
Se preguntó: “¿Cómo queda el país, se tiene que garantizar la gobernabilidad? Tengo un testamento político para eso, pero afortunadamente no va, creo yo”.
En tono jovial, agregó que ese testamento “no va a necesitarse y vamos a seguir juntos, queriéndonos mucho, porque amor con amor se paga, y así como ustedes me quieren a mí, yo los quiero a ustedes, a lo mejor un poquito más”.
Agradeció a los cardiólogos Patricio Ortiz y Luis Enrique Berumen, así como a la enfermera Karina Judith Salomé, quienes lo atendieron en el Hospital Militar.
Después de ese mensaje en que dio cuenta de su buen estado de salud, López Obrador salió de Palacio Nacional –poco después de la una de la tarde–, presuntamente con rumbo a su casa de Tlalpan, aunque no se confirmó de manera oficial.