El problema de la imposición de gasoductos en tierras indígenas es que “no son para beneficio de los pueblos y la humanidad, sino para los grandes capitalistas que tienen la intención de incrementar la industrialización en nuestros territorios, afectando la vida de miles de mujeres y hombres que se dedican al campo”. Lo que se pretende, afirmaron las organizaciones indígenas que se reunieron esta semana en Puebla, es “convertirnos en esclavos de la industria en nuestras propias tierras, viendo cómo se deteriora nuestra salud y se incrementan sus ganancias a costa de la contaminación que generan”.
El listado de gasoductos en operación, en construcción o construidos pero que no han podido operar por la oposición de los pueblos, recorre el país entero. Está el de Loma de Bácum, en territorio yaqui de Sonora, donde, por la resistencia de la comunidad, el gobierno del estado mantiene en prisión política a Fidencio Aldama, uno de los opositores. Está también el que atraviesa decenas de comunidades nahuas de Morelos, Puebla y Tlaxcala, como parte del Proyecto Integral Morelos, donde la resistencia comenzó desde 2012, de la cual uno de sus protagonistas fue Samir Flores Soberanes, asesinado en febrero de 2019. Los gasoductos, argumentaron las organizaciones, se imponen ”con el uso de la fuerza pública, la criminalización, el despojo e incluso el asesinato”.
Al Encuentro Nacional de Luchas contra Gasoductos y Proyectos de Muerte, organizado en lo que fueran las instalaciones de la empresa Bonafont que albergan hoy la Casa de los Pueblos Altepelmecalli, llegaron también las voces de quienes se oponen a los gasoductos de Juanacatlán y Lagos de Morelos, Jalisco; de Hidalgo y de la Sierra Norte de Puebla, así como del istmo de Tehuantepec, Oaxaca, región en la que se levanta el Corredor Interoceánico.
La inmovilidad no es opción para quienes defienden la vida comunitaria y los recursos naturales, por lo que acordaron la realización de una Caravana de los Pueblos por la Vida y Contra los Megaproyectos, del 22 de marzo al 22 de abril próximos, que tendrá una parada inminente el 20 de febrero, en el tercer aniversario del asesinato de Samir Flores.