El arranque del año que se considera marcado por lo político, ya con los tambores de guerra en redoble rumbo a 2024, está en estos días surcado por lo económico (que, desde luego, es un tema también político).
Ayer llegó a México Jennifer Granholm, secretaria de Energía del gobierno de Estados Unidos, para una ronda de pláticas de la cual la principal fue con el presidente López Obrador. Los temas: el desarrollo energético en América del Norte y el proyecto mexicano de reforma en materia eléctrica. Hoy se dará un informe somero de lo acordado aunque, como sucede en estos encuentros, lo sustancial se irá conociendo al paso del tiempo.
Por lo pronto, Petróleos Mexicanos cerró ayer la operación que da al Estado mexicano la propiedad completa de la refinería Deer Park, ubicada en Houston, Texas. Octavio Romero Oropeza, director de Pemex, mencionó que se adquirió 50.005 por ciento de la participación accionaria que mantenía Shell y, con ello, se tiene ya cien por ciento de la propiedad de esa empresa. Formalmente, hoy se tendrá el pleno ejercicio de control de la refinería. Tal vez por ello el Presidente de México anunció ayer en la mañanera que hoy daría una noticia muy buena, como para gritar “¡Viva México!”.
Otro tema que mezcla economía y gobierno es el relacionado con el cambio de ruta del Tren Maya. El presidente López Obrador aseguró que este movimiento, y la designación de un nuevo responsable de la obra, el también tabasqueño Javier May, obedece a la intención de tener en funciones ese tren a finales del año próximo, “llueva, truene o relampaguee”.
En este replanteamiento se ha incluido la expropiación de terrenos necesarios para el nuevo diseño (“expropiaciones concertadas”, definió AMLO) y ello ha provocado en ámbitos empresariales una reacción de rechazo a ese tipo de medidas. Igualmente, se ha difundido que hubo miles de árboles talados conforme al plan original y que, ahora, al asumir nuevas rutas, esa deforestación y otros trabajos quedarán como un sacrificio perdido.
En otro tema, pero también ligado a economía y política, tal como se había previsto en la entrega de ayer de esta columna (“probablemente breve”, se escribió), fueron poco más de 80 horas las que estuvo fuera de circulación tuitera el empresario Ricardo Salinas Pliego. Este jueves reapareció, dando la noticia de que, luego de apelar, “Twitter encontró que los reportes” en su contra “fueron acciones organizadas por un grupo de llorones con cuentas bots”, por lo que le devolvieron la suya “intacta”.
Advirtió: “El que se lleva se aguanta, va la mía”. Y reprodujo una imagen en la que usa lentes oscuros y la leyenda “The Salinator. I’ll be back”. En otro mensaje colocó una fotografía de un lobo mostrando los dientes y el texto “Arrójenme a los lobos… y volveré… liderando la manada”. Otro tuit: “Manos les van a faltar a mis opositores… para aplaudirme”.
Todo ello sucedió el mismo día en que Grupo Elektra cayó 4.07 por ciento en la Bolsa Mexicana de Valores, en lo que ha sido su peor resultado en 52 meses. El impacto provino de la resolución de una sala de la Corte que denegó una solicitud de amparo de Elektra para no pagar más de 2 mil 600 millones de pesos de impuestos por una operación de 2006.
Esta, con sus futuras consecuencias (recuérdese que están en litigio unos 40 mil millones de pesos de impuestos tampoco pagados), podría ser al final del año la noticia más relevante de 2022 en materia económica, junto con el caso Banamex, consideró Claudia Villegas, especialista en asuntos financieros (https://bit.ly/3qNxiGr).
Banamex, por otra parte, sigue en la mira de multimillonarios mexicanos (el propio Salinas Pliego y tal vez Carlos Slim), pero sobre todo de Banorte, cuyo presidente del consejo de administración es Carlos Hank González, homónimo de su abuelo al que se adjudica la frase de “un político pobre es un pobre político”. ¡Hasta el próximo lunes!
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